Rebeldes en Canadá

 

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Título original: Rebeldes en Canadá / I Tre del Colorado

Año: 1965 (España, Italia)

Director: Amando de Ossorio

Productor: J. A. López Brea, Alabiso, Marius Lesoeur

Guionista: Amando de Ossorio

Fotografía: Fulvio Testi [¿y Fausto Zuccoli?]

Música: Carlo Savina. Canción Árboles blancos de Daniel J. White

Intérpretes: George Martin [Francisco Martínez Celeiro] (Víctor), Giulia Rubini (Nina), Diana Lorys [Ana María Cazorla] (Muia), Santiago Rivero, Pamela Tudor (Ann), Luis Marín (Sullivan), Franco Fantasía (Leo Limus), Mirko Ellis, Ralp Bladwin [Rafa Baldassan], Albert Lockwood, Lisa Warner, Rafael Hernández, Simón Arriaga “Garibaldi”, Francisco Nieto, Giovanni Petti, Guillermo Méndez, José Bastida, Aurelio Treviño, Pedro Fenollar, Manuel Granada, Maria del Carmen de la Torre…

Sinopsis: Victor es un trampero que, tras presenciar el ajusticiamiento de su hermano a manos de los británicos, decide unirse a un grupo de rebeldes canadienses, encabezando el secuestro de la hija de Sullivan, un ingles dueño de una industria peletera cercana.

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Tras el relativo éxito cosechado el año anterior por La tumba del pistolero (1964), película que le había servido para salir del ostracismo cinematográfico al que había sido sumido a raíz del rodaje de su inédita ópera prima, La bandera negra (1956), el gallego Amando de Ossorio fue llamado para realizar una nueva incursión en los terrenos del wéstern. El fruto resultante llevaría por título Rebeldes en Canadá/I Tre del Colorado (1965), película en la que volvería a desempeñar labores de director y guionista. Coproducida con Italia, a modo de curiosidad cabe mencionar que su título en aquel país trataría de aprovechar la buena acogida que había obtenido en aquellas latitudes poco tiempo antes la cinta de Joaquín Luis Romero Marchent Tres hombres buenos (1963), siendo estrenada como I Tre del Colorado (Los tres del Colorado), denominación del toda ilógica ya que, como su nombre español indica, la trama se ambienta en Canadá.

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A pesar de su envoltorio de wéstern a la americana -por aquellas mismas fechas el denominado spaghetti wéstern acababa de adquirir carta de naturaleza tras el inesperado éxito de Por un puñado de dólares/Per un Pugno di Dollari/Für Eine Handvoll Dollar (1965) de Sergio Leone-, su tono, en realidad, se encuentra más cercano al del cine de aventuras. A ello no es ajeno el hecho de que el esqueleto argumental de su primera parte, salvo ligeras variaciones, esté tomado de un clásico de este género a todos los niveles como Robin Hood, no siendo demasiado complicado localizar las similitudes existentes entre el argumento dispuesto y el de las aventuras de Robin de Losley, para cualquiera que esté familiarizado con las andanzas de este. De este modo, Ossorio volvía a repetir el modus operandi que ya había utilizado con anterioridad en la citada La tumba del pistolero, cuya trama era sospechosamente parecida a la de El tercer hombre (The Third Man, 1949) de Carol Reed.

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Así, su personaje principal, Victor –George Martin, uno de los pocos actores españoles que desempeñó papeles de protagonista en el eurowestern, y quien había hecho lo propio en La tumba del pistolero -,  es un trampero que, al regresar a su hogar, recibe la noticia de que su hermano ha sido condenado a muerte por un delito que no ha cometido. Tras presenciar la ejecución, decide unirse a un grupo de rebeldes canadienses francófonos que habitan en el bosque, quienes se dedican a robar partidas cuyo destino es una industria peletera cercana, propiedad del inglés Sullivan, tratando de esta manera de boicotear la presencia británica en la zona. Tras unirse a la banda, no sin antes batirse contra su cabecilla como forma de demostrar su valía, encabezará el secuestro de la hija de Sullivan, quien a su vez mantiene flirteos amorosos con el jefe de la guarnición local de la policía montada, surgiendo pronto el flechazo entre Victor y la joven. Como no es difícil apreciar, y aparte de las ya referidas similitudes más que evidentes entre los personajes –Victor sería Robin, Sullivan Juan sin tierra, la hija de este Marian y el jefe de la policía montada el sheriff de Nottingham- y el desarrollo del argumento, también encontramos otros temas subyacentes semejantes a los que se daban en la historia del héroe inglés. Tal es el caso del conflicto político y xenófobo entre los dos bandos en liza, sustituyendo las disputas entre sajones y normandos originales por las luchas entre canadienses francófonos independentistas contra las tropas coloniales británicas, motivo que, al convertir en los villanos de la película a una institución tan venerada en Canadá como su policía montada, supuso la prohibición de la cinta en el país norteamericano.

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De narración fluida, aunque ésta se vea torpedeada hacia el final con la inclusión de una larga escena en donde se recrea una batalla entre la policía montada y los rebeldes que, tanto por duración como por la, hasta cierto punto, aparente holgura de medios dispuesta, diríase ideada como uno de los puntos álgidos de la función, los resultados de Rebeldes en Canadá no dejan de ser bastante discretos más allá de los detalles argumentales ya apuntados, alternándose situaciones de gran ingenuidad, como aquella en la que Victor deja sola a su rehén en una cabaña sin motivo aparente lo cual será aprovechado por ésta para escapar, con otros de una carga sexual y violenta bastante fuerte para los cánones de la época, ya que en su referida huida la mujer recibirá la ayuda de unos buscadores de oro que prestarán su auxilio con el objetivo nada disimulado de poseer a la muchacha por cualquier medio, para acabar momentos más tarde siendo asesinados a sangre fría a manos del protagonista, disparo a bocajarro incluido.

No obstante, de cara a los seguidores de la obra de Ossorio la cinta posee indudables atractivos, ya que en ella se dejan intuir bastantes elementos que pronto confluirían en señas de identidad del cine de su autor. Así, y aparte de la aparición de varios secundarios llamados a convertirse con el tiempo en presencias recurrentes de su cine, o la tendencia del cineasta hacia el melodrama en su faceta de guionista, tenemos la desgraciadamente habitual inexistencia de una dirección de actores, llegando a puntos totalmente espeluznantes como es el caso de la interpretación de Pamela Tudor, o el gusto por los momentos sanguinolentos, los cuales, y en clara contraposición con su primer wéstern en el que la única muerte que ocurría era fuera de plano, ofrecen todo una bacanal de muertes y hasta imágenes mas propias del cine fantástico que del género en el que se encuadra la película, singularizadas por el plano en el que se muestra la espalda desnuda de Diana Lorys repleta de marcas de latigazos mientras permanece atada a una viga.

José Luis Salvador Estébenez

13 comentarios en “Rebeldes en Canadá

  1. Ni idea, lo último que se de él es que vive en Miami, donde tiene una empresa.

    Como he visto en otras web que eres fan de él, te dejo el enlace a una desagradable noticia en la que él esta supuestamente implicado: http://www.cubanet.org/CNews/y03/jan03/10o1.htm

    Sería interesante contactar con él, y hacerle una entrevista a fondo, que tiene una filmografía de lo más jugosa para los amantes del cine de género español.

  2. Muchas gracias. Lo cierto es que las dos contribuciones de Ossorio al género, y especialmente esta, son bastante desconocidas hasta para los aficionados al spaghetti.

  3. Cerebrin, te he secuestrado la reseña y me la he llevado a mi Territorio. Si quieres recuperarla, tendrás que pagar un rescate…

    P.D: Gracias ;), ya te mandaré el cheque comitivo cuando tenga un hueco…

  4. De acuerdo, pero a ver si no te retrasas en los pagos, que este mes no me ha llegado el cheque aún. Y ya sabes que esto es un círculo vicioso, por que si tu no me pagas… ¿con que dinero pago yo a unos matones para que te rompan los pulgares por no pagarme? 😛

  5. Cagüen la estampa perra del mensajero. Seguro que a sido él el que se ha ventilao los dineros que te mandé.

    Anda, Cere, pásame la dirección de los matones, que se los voy a enviar…

    🙂

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