Las artes marciales en el cine español (II): El poder de la venganza

Título original: El poder de la venganza

Año: 1988 (España)

Director: Germán Monzó

Productor: Germán Monzó

Guionista: Germán Monzó

Fotografía: Antonio Piñero

Música: Joan Panchame

Intérpretes: Diana Green [Merçé Fillola] (Madre / hija), Germán Monzó (Padre), Kenji Hayashi (Chófer), Francis Mvondo, Sergio Tula, Juan Cassacas, Jorge Cassacas, Pilar Vita, Raúl Andrés, Susana Monzó…

Sinopsis: Una niña presencia el asesinato de su madre a mano de unos violadores. Desde ese momento, solo una idea guiara sus pasos: la venganza.

Nacida al amparo de la moda del cine de ninjas, el polifacético Germán Monzó, practicante de artes marciales chinas -incluso a editado algún video didáctico sobre elarte del Chi kung (manejo de la energía interna), el Kuo-shu (Kung-Fu), y el manejo de las armas en el Kung-Fu -, además de contar también con su propia productora (Blue Dragons Production), y una asociación de especialistas para el cine de acción (Stuntmans Golden Dragon), dirigiría, escribiría e interpretaría (todo un Juan Palomo), el film El poder de la venganza, aprovechando también el tirón del cine de “justicieros” que el gran Charles Bronson puso de moda unos años antes, con títulos como El justiciero de la ciudad (Death Wish, 1974) o Yo soy la justicia (Death Wish II, 1982), ambas de Michael Winner.

El argumento cuenta que después de presenciar la violación y muerte de su madre y una empleada del hogar, la pequeña Stephanie jura vengarse de los cinco componentes de la banda que ha cometido estos crímenes; para ello aprende kárate con el chofer de su padre. Cuando este le ha mostrado todos sus conocimientos le cuenta que hay dos estilos que superan el suyo; uno es el Black Eagle (estilo del águila), y que su padre conoce pero que es incapaz de enseñárselo por que se ha alcoholizado al no poder superar la muerte de su mujer, y el otro estilo es el Ninjitsu, lo que con el objeto de aprenderlo no dudara en viajar a una isla del pacifico en la que un clan ninja le instruye en sus técnicas. Con todos estos conocimientos vuelve a Barcelona buscando a los asesinos, y lo hace en una tienda esotérica consultando las cartas del tarot (!!!????). La banda de criminales se hace con los servicios de un maestro de Kung-Fu, alumno de un monje Shaolin: el maestro Chengy sus alumnos. Casualmente este maestro era compañero de entrenamientos del padre de Stephanie. Ante la peligrosidad de estos personajes, el padre decidirá volver a entrenar dejando el alcohol para ayudar a su hija a llevar a cabo su venganza.

Rodada y ambientada en Barcelona, cuenta en su reparto con actores amateurs de bajísimo nivel, algunos de los cuales solo han protagonizado films dirigidos por Monzó, encabezando el reparto la guapísima Merçé Fillola, actriz que aquí aparecería bajo el seudónimo de Diana Green y a quien podemos encontrar también en Magic London / El anticristo 2, producción del año 1989 del mismo realizador, o L’Espectre de Justine (1986) de Jordi Gigó, autor de La perversa caricia de Satán (1975), título de sobra conocido para los seguidores del fantaterror, o Francis Mvondo, “actor” de color que se enfrentaría a nuestro protagonista al final del metraje interpretando la típica escena final de las películas de kárate en la que el héroe se enfrenta a un rival peligrosísimo, para al final, como no, vencerlo. Mención aparte merece el maestro de kárate Kenji Hayashi, uno de los introductores de este arte marcial en Cataluña y que a la postre aparecería solo en este título, en el que interpreta al chofer de nuestro héroe, además de ejercer del maestro de artes marciales que se hace cargo de la protagonista femenina.

La película cuenta con un guión tremendamente psicotrónico, además de ser rodada de forma casi amateur, con escenas de relleno de larga duración como los katas que practican los ninjas en las que apreciaremos técnicas de kung-fu (!!), un largísimo striptease, detalles realmente risibles como el caso de que la niña que aparece al principio tenga rasgos orientales para perderlos completamente al hacerse adulta, o el nulo conocimiento que de artes marciales tiene este mismo personaje, el cual sería superado por cualquier cinturón amarillo, y que hace que las escenas de acción en las que aparece la protagonista femenina sean de autentica vergüenza ajena.

Lo único destacable que podemos decir de esta película aparte de contar con el maestro Ayashi, y la buenorra de su protagonista, es que por lo menos Germán Monzó se toma en serio lo que hace, intentando (quedando solo en eso) que el producto final sea medianamente digno sin que ello escape de la mediocridad de una película de serie Z. De todas formas no se hace aburrida ya que su duración no es excesiva, y entre pelea y pelea no hay mucho espacio para el dialogo.

David Domingo