Título Original: Endgame – Bronx: Lotta Finale
Año: 1983 (Italia)
Director: Joe D’Amato [Aristide Massaccesi] [acreditado como Steven Benson]
Productor: Joe D’Amato [sin acreditar]
Guionista: Joe D’Amato [acreditado como Steven Benson], Aldo Florio [acreditado como Alex Carver]
Fotografía: Joe D’Amato [acreditado como Federico Slonisco]
Música: Carlo Maria Cordio
Intérpretes: Al Cliver (Ron Shannon), Laura Gemser [acreditada como Moira Chen] (Lilith), George Eastman (Kart Karnak), Jack Davis (Prof. Levin), Hal Yamanouchi (Ninja), Gordon Mitchell (Col. Morgan)…
Sinópsis: En un futuro tras un holocausto nuclear, el mayor entretenimiento de las masas es un programa de televisión en el cual varios gladiadores se enfrentan a muerte. Una mujer contrata al último ganador para que ayude a un grupo de mutantes perseguidos por el gobierno fascista a escapar de la ciudad.
Cualquier conocedor del cine de género italiano sabe que acercarse a una película de Joe D’Amato es una forma de masoquismo que, por lo que sé, todavía no se encuentra en los tratados de psicología. Pero al tiempo. Desprovisto de la hilarante desfachatez de otros compañeros más lamentables como Bruno Mattei, pero sin la personalidad y/o capacidad narrativa de Castellari o Bava, el amigo Aristide Massaccesi (su nombre real) resulta, simplemente, gris. A gente como Cozzi, al menos se les puede reconocer un cierto estilo lamentable, aunque sólo sea por la sobredosis de bombillas de colores y filtros difuminadores que convierten sus películas en una especie de documental sobre árboles navideños dirigido por un adicto al LSD. Pero D’Amato se especializó en realizaciones planas y con guiones poco reseñables. Algo curioso viniendo de un antiguo director de fotografía.
Sin embargo, es uno de los directores de género más recordados de Italia. Quizá porque trabajó sin descanso y, probablemente, porque consiguió algunos buenos éxitos dentro de lo mísero de sus presupuestos. Suyo fue el clon más famoso de Conan, Ator el poderoso, película que me atrevería a decir que es la más recordada en España dentro de todo el ciclo de plagios de éxitos americanos que se produjeron alrededor de los años 80. Por no hablar del nombre que se hizo en cuando se pasó al porno, con películas tan reconocibles como Torero. Que, desde cierto punto de vista relativo y algo demencial, era mejor que muchas de sus otras películas para cine.
Bronx, Lucha Final fue una de sus aportaciones al subgénero de cine post apocalíptico surgido tras los éxitos de Mad Max 2 y 1997: Rescate en Nueva York. D’Amato acababa de producir y co-dirigir un proyecto básicamente impulsado por su colaborador George Eastman, otro clon post apocalíptico llamado 2020: Gladiadores de Texas. Y, ya que estaban en ello, decidió producir otra película en más o menos las mismas localizaciones (o, desde luego, eso parece) y con un equipo muy similar. Repitieron actor protagonista y algunos secundarios, así como el co-guionista e incluso el asistente de dirección, un joven Michele Soavi que acabaría debutando tras las cámaras con una escena del film. Para el título, realizó una doble jugada realmente curiosa: hacerla pasar por una falsa secuela de Los guerreros del Bronx. Obviamente, lo único que compartía con el binomio de Castellari era la nacionalidad y la absoluta falta de capacidad interpretativa del protagonista.
La trama inicial de la película se centra, sin muchas sutilezas, en una distopía post apocalíptica (algo que ya se encarga de remarcar el enésimo uso del mismo material rodado durante pruebas nucleares) con un gobierno nazi. Y con lo de ‘sin muchas sutilezas’ me refiero a que los malos van directamente vestidos de las SS y realizan limpiezas étnicas, en esta ocasión para exterminar a los mutantes. El poder utiliza un programa de televisión para aborregar al vulgo. En él, un grupo de gladiadores persigue a un concursante. Una trama que, si suena familiar, es porque es casi la misma que la novela (y posterior película) The Running Man, de Stephen King. Que, a su vez, era sospechosamente similar a una historia del escritor Robert Sheckley. ¿Plagio continuado o grandes mentes pensando igual? Da absolutamente igual. Porque D’Amato pronto abandona la trama del juego y sale de la fábrica abandonada, quiero decir, de la ciudad en ruinas (esto es, los momentos Rescate en Nueva York) para entregarse a una aventura en el desierto con persecuciones, motos y monjes guerreros ciegos (salvo por lo último, los momentos Mad Max 2).
Y es ahí donde la cosa cobra más vidilla. La trama pasa a ser una especie de western con un grupo de mercenarios protegiendo la caravana (de mutantes) y se llena de, como dice el crítico Nathan Súmate, ‘tiroteos de cowboy’, en los que el héroe dispara sólo una bala y caen cinco enemigos. Se nota que esta vez, el amigo Aristide (verdadero nombre de Joe) se lo pasó mejor y se entregó más a su película. Se puede percibir cierto cariño por el producto, y no la mera intención de hacer una película de explotación. ¡Si incluso sale Laura Gemser y no enseña las tetas! ¡Que estamos hablando de la mismísima Emanuelle negra (con una sóla ‘m’ por aquello de los pleitos por plagio), la cual seguro que, cual Valerie Astro, no salía en las películas vestida a no ser que lo exigiera el guión! ¿Quería D’Amato hacer un verdadero espectáculo para todos los públicos? ¿Es que iba en serio esta vez? Pues teniendo en cuenta sus declaraciones, puede que sí.
Porque, aun siendo pobre en la realización, triste en sus recursos y patética en su protagonista (el único hombre con menos labio que Kenneth Branagh y un rango de emociones más limitado que Keanu Reeves con parálisis cerebral), sospecho que Bronx, lucha final es una película hecha con amor. De entrada, su denuncia social de brocha gorda al menos hace que parezca tener un discurso. Por otra parte, hay un cierto halo de heroísmo de pegatina de bollicao en algunos de los personajes. Sobre todo en el Karnak, gladiador adversario del protagonista que interpreta el gigantesco George Eastman. Un personaje más divertido de lo habitual en estas películas que pasa de ser perseguidor a ayudar a los héroes sólo porque es él quien quiere enfrentarse y derrotar a su Némesis. Lo cual nos brinda un desenlace ciertamente simpático, aunque completamente plagiado de Rocky III.
En definitiva, la película acaba resultando de lo más soportable del subgénero post apocalíptico. Un mundo realmente pavoroso. No en vano, el mismo Quentin Tarantino, capaz de engullir todo tipo de bazofia, ha declarado en alguna ocasión que es el único tipo de películas de género de ese país de las que no es fan.
Paco Fox
Con esta reseña Paco Fox termina su repaso a la trilogía «bronxiana» post-apocalíptica italiana.
En cuanto a la peli en si, dentro de su modestia me parece un título simpático, más o menos en la onda de lo que opina Paco. Al menos escapa un poco de ser un plagio puro y duro de las películas que imita, aunque no por ello no deje de acusar sus influencias, que son muchas y variadas: «La carrera de la muerte del año 2000», «La decima vittima», «La guerra de las galaxias», «El retorno del jedi» (con escena del rescate de Leia casi calcada), «El último hombre vivo», etc., etc.
Por cierto, que no se si será cosa de la copia que vi yo, pero Laura Gemser si que enseña los pechos en la escena en la que es violada (¡qué sino!) por el clon de Jabba, esa especie de bárbaro peplumita con cara de pez…
Mmm… es posible. La escena es un poco repugnantilla, por lo que es posible que la presencia de pezón en ella me pasara desapercibida mientra me concentraba en mirar a cualquier parte que no fuera la pantalla.
Jajaja! Que bueno lo de: «el único hombre con menos labio que Kenneth Branagh y un rango de emociones más limitado que Keanu Reeves con parálisis cerebral». Excelente reseña!
Ostras miraré a ver si la encuentro por la red! Por lo que parece estas exploitations post-apocalipticas italianas son bastante deleznables pero simpáticas!
La verdad es que D’Amato jamás ha sido mi pasión, de él tan solo he visto que yo recuerde, una que creo que se llamaba La Alcoba, un softcore aburridisimo, y otra película que salió editada por Manga Films, creo que se llamaba «La noche erótica de los muertos vivientes». Me parece que también salía Laura Gemser… Bufff… Con deciros que la quite porque ni me gustaba, ni tampoco se me ponía dura…
Pero bueno, le echaré un vistazo a esta trilogía Bronxiana que nos ha ofrecido Paco! Jajaja!
Saludos!
Juan P.: ufff…. tremendo encontronazon con D’Amato el de usted. La de ‘Las noches eróticas de los señores que andan lento’ es realmente pavorosa, aunque disfruté especialmente del hecho de que George Eastman se pusiera a follar sin quitarse los vaqueros.
Esa sí que es un verdadero engendro. La mayoría de la gente conoce a D’Amato por Ator, que es… lo que es. Ator 2, sin embargo es de ese (más reducido de lo que se cree) grupo de películas tan profundamente malas que resultan divertidas.
Y punto pelota. No puedo recordar, aparte de la película reseñada, otra de este director que se pueda ver, aunque sea para reirse.
Me he reído mucho leyendo la reseña y, sobre todo, imaginando la cara de cerebrin cuando Paco ha degollado al bueno de Cozzi.
Yo no vi «Bronx» en su momento pero sí el «2020: Gladiadores…» que comentaba Paco. D’Amato es digno de estudio, pero gris como él solo. Aburrido, siempre aburridísimo. Ricci, Mattei, Lenzi, Fulci, Martino, Castellari, Carnimeo… Todos tenían más soltura y más herramientas para torear al tedio. Tal vez Deodato se le acerque en la escala de grises. Y es verdad que, ya viejuno, el tío Aristide dirigió varios pornos a los que no se les puede negar la solera. Todavía me asusto al recordar cómo le quedaba el orto a la protagonista de «Marqués de Sade».
Jo, que miedo, pensamos lo mismo Campeche. Cuando Paco hablaba de la mediocridad de D’Amato, a mi también se me vino a la cabeza Deodato; a ambos les falta calidad para llegar al nivel de Martino o Castellari, personalidad para compararse con Cozzi (si, ¿qué pasa?), y tampoco tienen la desfachatez de un Mattei o Carnimeo. Lo más curioso del caso es que D’Amato era bastante buen director de fotografía. Por ejemplo, en «El anticristo» de De Martino se sale. En cambio como director tiene poquito descatable; siendo generosos se salvan de la quema solo sus dos pelis post-apocalípticas (aunque 2020 es más de Eastman que suya), «La muerte sonrie al asesino», «Buio Omega», «Ator» y, aunque solo sea por la cantidad de seguidores que tiene, «Antropophagus».
Y no me recuerdes aquella escena de Rocco como camarero. 😛 Por cierto, que D’Amato si que fue uno de los responsables del fenómeno Rocco…
Este gènero lo tengo abandonado totalmente y me està empezando a picar el gusanillo.. Despuès de leer estas crìticas quizà les de una oportunidad..Ya lo que me faltaba..XDDD
Saludos¡¡
Recuerdo su anterior reseña en vicisitud y sordidez paco…Yo confieso que prefiero las casposidad postapocaliptica de Martino o de Castellari a D’amato
Aunque reconozco que esta tiene ideas bastante peculiares..esos monjes ciegos,ese final de comic…lo del concurso..
Pero el conjunto es como muy gris..y ni de lejos tan gracioso como las pelis de Mattei…aunque las localizaciones (ese gimnasio de barrio donde encuentran al karateca, el bar cutre postapocaliptico, la fábrica abandonada)e incluso a los própios secundarios (de donde sacaban a esos tíos?)me parecen insuperables en su sórdidez