XXI Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián

El pasado viernes 5 de noviembre finalizó, al menos de forma oficial, la vigésimo primera edición de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. Una edición que debiera haber sido recordada por ser la última organizada por su hasta ahora director y alma mater, José Luis Rebordinos, quien en una sencilla y emotiva ceremonia desarrollada durante la sesión de clausura se despedía del respetable al tiempo que, como ya hiciera por la mañana ante los medios, presentaba al que será su sucesor, Josemi Beltrán, quien desde el próximo 1 de enero dirigirá las actividades de Donostia Kultura y, por lo tanto, la Semana.

Sin embargo, tan fundamental hecho dentro de la historia del Festival terminó por verse empañado por la suspensión cautelar por parte de un juzgado de A Serbian Film / Srpski Film (2009) de Srdjan Spasojevic, película elegida por la organización para cerrar el concurso de largometrajes. Las razones esgrimidas por el Juzgado de Instrucción nº 4 de San Sebastián para tomar tal decisión, sin precedentes en la historia reciente de nuestro país, se hallan en la posibilidad de que el film serbio pudiera incurrir en un “delito contra la libertad sexual, tipificado y penado en el artículo 189 del Código Penal”, según reza el auto del juez. Esta medida llegaba después de las denuncias efectuadas desde diferentes asociaciones religiosas y de defensa del menor tras el paso de la película por Sitges, iniciando una polémica que con el transcurso de los días había sido alimentada por diferentes medios de comunicación atendiendo a no se sabe qué oscuros intereses. Como forma de protesta, a la hora en la que estaba prevista su proyección el Principal acogió un intenso debate entre Rebordinos y el público en el que, además de deliberar sobre lo ocurrido, se decidió otorgar a A Serbian Film un “premio especial del público por convertirse sin ser proyectada en símbolo de libertad de expresión”.

LOS GALARDONADOS

Curiosidades de la vida, el destino quiso que el premio del público al mejor largometraje de la Semana fuera a parar a manos de Black Death (2010), película cuya relación con el fantástico está cogida por los pelos, y que fue proyectada en la misma sesión en que se hizo pública la suspensión de A Serbian Film. Dirigida por el británico Chris Smith en lo que supuso su tercer viaje a tierras donostiarras tras haber presentado en ediciones anteriores sus films Desmembrados y Triangle, Black Death se sumerge en la Europa medieval de la peste negra para articular una historia en torno a un tema de eterna actualidad como es el fanatismo religioso; un discurso de lo más acertado dadas las circunstancias. De potente acabado visual y brillantez de contenidos, la película supone un nuevo paso adelante en la carrera de su director, aunque no por ello signifique el fin de uno de sus rasgos más identificativos: la proliferación de referencias a otros títulos, que en esta ocasión van desde The Wicker Man de Robin Hardy – cinta vista, precisamente, en el Teatro Victoria Eugenia dentro del ciclo “La bestia en la pantalla. Aleister Crowley y el cine fantástico”- a El nombre de la rosa de Jean-Jacques Annaud, pasando por Los señores del acero de Paul Verhoeven.

Chris Smith (drcha.) durante la rueda de prensa.
Chris Smith (drcha.) durante la rueda de prensa.

De este modo, la coproducción germano-británica se llevaba sobre la hora un premio que desde el primer día parecía estar destinado a la comedia norteamericana Tucker & Dale Vs Evil (2009) de Eli Craig. Y es que a punto estuvo de repetirse lo sucedido hace ahora doce meses cuando otra comedia terrorífica como Lesbian Vampire Killers se llevó el máximo galardón de la muestra. Si aquella era una parodia del cine de vampiros, Tucker & Dale Vs Evil toma como base el llamado American Gothic encabezado por títulos como La matanza de Texas para desarrollar todo un muestrario de gags humorísticos incrustados dentro de una historia cuyo leitmotiv es hacer bueno aquello de que las apariencias engañan.

Además del concurso de largometrajes propiamente dicho, por primera vez en su historia la Semana acogió un concurso dedicado a las producciones de animación disputado en esta primera edición por cuatro títulos. Finalmente, la vencedora sería Boogie, el aceitoso (2009) de Gustavo Cova, cinta argentina protagonizada por una especie de Harry el sucio aún más políticamente incorrecto que el interpretado por Eastwood, que tiene en su humor ácido y en su empleo del formato 3-D sus principales reclamos… a pesar de que en la Semana fuera proyectada sin relieve. Justa ganadora, en todo caso, por delante de dos prototípicas y no demasiado inspiradas representantes del cine de animación nipón en sus vertientes adulta e infantil como, respectivamente, Redline (2010) de Takeshi Koike y Welcome to the Space Show (2010) de Koji Masumari. Mención especial merece la cuarta participante en discordia, Jackboots on Whitehall (2010), producción británica con ínfima participación española protagonizada por muñecos a lo Thunderbirds que plantea la posibilidad de que los nazis hubieran invadido Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial para dar rienda suelta a todo un festival de humor irreverente y cinefilia desenfadada de lo más agradable.

Como es norma, junto con los títulos ya comentados la lista de ganadores de esta vigésima primera edición de la Semana se completó con los diferentes galardonados en la categoría corto. Dichos premios se repartieron de la siguiente forma: el Premio del Jurado Joven y del Público fue para Pixels (2010) del francés Patrick Jean, nostálgico homenaje a las videoconsolas ochenteras; el Premio del Jurado fue otorgado al desgarrador testimonio de las víctimas colaterales de los kaiju-eiga Maquetas (2009) de Carlos Vermut; por último, el Premio del Público al mejor cortometraje español sería otorgado a Brutal relax (2009) de Rafa Dengrá, Adrián Cardona y David Muñoz, repetitiva y alargada propuesta de excelentes efectos especiales y mejor fotografía. Por su parte, la nominación al “Mèliés de Oro” al mejor cortometraje europeo de temática fantástica recayó en Hatch (2009) del irlandés Damian McCarthy, un ejercicio de suspense con tan solo tres elementos: un bar, un hombre y un extraño huevo.

OTROS TÍTULOS

Además de alguno de los films ya señalados en el anterior apartado, la Semana de este año ha brindado un buen puñado de títulos de interés. De entre ellos, quizás el ejemplo más relevante sea el de la hongkonesa Dream Home / Wai dor lei ah yut ho (2010), película dirigida por Pang Ho-Cheung. Basándose en hechos reales, según rezan sus títulos de crédito, la cinta toma la historia de una telefonista dispuesta a todo con tal de conseguir la casa de sus sueños para efectuar una brutal y ácida crítica de la especulación inmobiliaria, a la que abiertamente se responsabiliza de la crisis global en la que se encuentra inmerso el planeta. Este mensaje es acompañado por su director con toda una lección de buen hacer cinematográfico donde sobresale tanto su cruda planificación de los asesinatos como su soberbio empleo de los saltos temporales como refuerzo dramático dentro de una narración no lineal.

También llegada desde Hong Kong, aunque en este caso coproducida con Francia, fue Les nuits rouges du Bourreau de Jade / Red Nights (2009), ópera prima, y nunca mejor dicho, de los galos Julien Carbon y Laurent Courtland. Mixtura entre polar francés y thriller asiático, la película tiene sus mejores bazas en un sofisticado aspecto visual subrayado por un sentido del erotismo fetichista-sadiano que en sus mejores momentos retrotrae al primer Jesús Franco de títulos como La mano de un hombre muerto o Miss Muerte.

José Luis Rebordinos y Miguel Ángel Vivas durante la rueda de prensa de "Secuestrados"
José Luis Rebordinos y Miguel Ángel Vivas durante la rueda de prensa de "Secuestrados".

Y ya que hablamos de cine patrio, otra de las grandes triunfadoras de la Semana fue Secuestrados (2010) de Miguel Ángel Vivas, única representante cien por cien española en la sección oficial. Planteada por su director en doce planos secuencia, la propuesta aúna un virtuosismo técnico llevado hasta sus últimas consecuencias con un tema de actualidad en nuestro país: el asalto a viviendas por parte de bandas de delincuentes organizados. El resultado es un film lleno de adrenalina que consigue impactar gracias a su alusión a una realidad tangible que obliga a posicionarse a su espectador en muchas de las situaciones límite a las que tienen que enfrenarse sus personajes.

Otro film que también dejó buen sabor de boca fue el mockumentary El último exorcismo (The Last Exorcism, 2010), producción de Eli Roth que aterrizaba rodeada de toda clase de halagos y parabienes. Como su título no se esconde de anunciar, la película gira en torno al enésimo exorcismo llevado a cabo en la gran pantalla desde que William Friedkin contribuyera a sentar las bases del cine de terror moderno con su exitosa adaptación de la novela de William Peter Blatty. En principio, una propuesta no muy diferente a la de otras cintas de características similares como puede ser el caso de Paranormal Activity, vista en este mismo marco hace ahora un año, pero que en lugar de quedarse en la previsible sucesión de sustos apuesta por crear un clima de terror sostenido al tiempo que articula una jugosa mirada hacia el fanatismo religioso tan habitual en la América profunda. Tan solo un tramo final un tanto forzado, el cual parece directamente extraído de un clásico de culto como es La lluvia del diablo de Robert Fuest, impide que la cinta logre unos resultados aun más satisfactorios.

Y si bien no defraudó, sí que se esperaba más de la finlandesa Rare Exports (2009), flamante ganadora del pasado Festival de Sitges en las categorías de mejor película, mejor director y mejor fotografía. Y lo cierto es que su punto de partida no puede ser más sugerente, al retornar a las supuestas raíces antropológicas del personaje popularmente conocido como Papá Noel para recuperar su naturaleza originaria de figura maléfica. Sin embargo, tan prometedor punto de arranque no llega a descollar como debiera por culpa de la antitética y, en cierto modo, revanchista fórmula empleada por su director, Jalmari Helander, quien repite el esquema habitual de las producciones Amblin bajo el gélido y moroso ritmo narrativo del cine escandinavo. Con todo, hay que reconocer los hallazgos visuales que atesora el producto, entre los que destaca por su sencillez y elocuencia aquel plano que sirve para certificar el paso a la edad adulta de su preadolescente protagonista.

La que sí decepcionó, y bastante, fue otra de las ganadoras en Sitges, la alemana Somos la noche (Wir sind die Nacht, 2010) de Dennis Gansell, galardonada en la cita catalana con el Premio Especial del Jurado. Una recompensa que se antoja excesiva para esta película de vampiras megafashion que no es sino un pastiche de títulos como El ansia o Entrevista con el vampiro, pasado por un tamiz misógino y reaccionario de lo más recalcitrante. Idéntica sensación dejó la británica Monsters (2010) de Gareth Edwards, saludada desde varios medios como una de las sorpresas de la temporada dentro del ámbito fantástico. Ni qué decir tiene que no es para tanto, más allá del buen provecho que se ha obtenido del ajustado presupuesto con el que se ha llevado a cabo. Por el contrario, su debutante director desaprovecha el potente marco ideado para ubicar su trama a favor de una historia de amor desarrollada bajo el formato de road movie que, haciendo un fácil juego de palabras, no va a ninguna parte.

Aunque sin llegar a alcanzar el nivel exhibido por algunos films ya mencionados pocas líneas más arriba, mucho mejor resultado ofrecieron títulos como Die Tür (2009) de Anno Saul, cinta germana que aborda el tema de los viajes temporales de forma muy original, o Exam (2009), eficaz ópera prima del inglés Stuart Hazeldine que se inscribe dentro de los parámetros narrativos vistos en Cube, Saw y compañía. Todo lo contrario puede decirse de la australiana The Clinic (2010) o la surcoreana Bedevilled (2010), sin lugar a dudas lo más flojo del certamen, si bien en descarga de la cinta asiática hay que decir que las altas horas en que fue proyectada no beneficiaron en nada a su propuesta de ínfulas autorales.

El director Tomoo Haraguchi y las actrices Mika e Hirako Sakurai posan junto al cartel de "Death Kappa", el título más bizarro que se pudo ver en la muestra de este año.
El director Tomoo Haraguchi y las actrices Mika e Hirako Sakurai posan junto al cartel de "Death Kappa", el film más bizarro de cuantos se vieron en la muestra de este año.

DESPEDIDA Y CIERRE

Esto ha sido, en resumidas cuentas, lo que dio de sí esta vigésimo primera Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. Una edición que, como puede comprobarse, ha ofrecido un nivel cualitativo en los films seleccionados bastante superior al acostumbrado en años anteriores, lo que bien puede interpretarse como un signo del buen estado de salud que atraviesa el cine fantástico en estos momentos. Por desgracia, el futuro a largo plazo del género no se presenta tan halagüeño a juzgar por los cortometrajes proyectados a lo largo de la Semana y, en especial, a los vistos en la sesión de cortos españoles, cuyo nivel resultó francamente bajo.

Por otra parte, hay que aplaudir iniciativas como esa “Grindhouse Night” apadrinada por el fanzine 2000 maníacos, que brindó la oportunidad de disfrutar en pantalla grande de dos clásicos del cine trash como Gomia, terror en el mar Egeo de Joe D’Amato y Piraña 2: Los vampiros del mar de James Cameron, y que esperemos tenga continuidad en años venideros. Lo mismo puede decirse de la recuperación del tradicional pasacalles del día de la inauguración, que tras la ausencia del año pasado volvió a dar color al centro urbano de la capital guipuzcoana. En el lado negativo, el aspecto más reprochable de esta edición ha sido el que toda la retrospectiva “La Bestia en la pantalla. Aleister Crowley y el cine fantástico” fuera proyectada únicamente en versión original subtitulada al euskera, dificultando así su visionado al resto de espectadores llegados desde otras partes del estado. Por lo demás, en términos organizativos se ha rozado la perfección.

Dicho esto, solo nos queda esperar a que llegue la Semana del año que viene, la cual a buen seguro estará rodeada de una gran expectación debido a los posibles cambios y/o novedades que pueda traer consigo el cambio de directiva. En doce meses saldremos de dudas.

José Luis Salvador Estébenez

* Fotografías de Juan Mari Ripalda

2 comentarios en “XXI Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián

    1. Pues si. En este país en lugar de avanzar vamos para atrás como los cangrejos. Lo más fuerte de todo es que los que se alarman de esas escenas no han debido de captar el conservador mensaje de la peli, tan en la onda de sus ideales. Debe ser «que nos les da», como al Joseba… Aunque teniendo en cuenta que se les ha podido pasar por la cabeza que las escenas de marras eran reales no se que pensar, la verdad.

Deja un comentario