Desde el pasado mes de octubre, Tema Distribuciones ha aunado fuerzas con Cameo, quien de este modo ha pasado a distribuir sus lanzamientos. El inicio de esta nueva andadura ha estado marcada por la salida en DVD de cuatro títulos que, desde luego, no pasarán desapercibidos para nadie. Se tratan, por un lado, de dos películas de zombis nada convencionales; la japonesa Rape Zombie: La lujuria de los muertos vivientes del siempre irreverente Naoyuki Tomomatsu y Wither, una suerte de Posesión Infernal sueca, ganadora de la primera edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid “Nocturna”; además del manga Stair Jacket y la serie de animación Bailando con vampiros. En el presente artículo analizaremos Rape Zombie: La lujuria de los muertos vivientes, quedando pendiente para las próximas semanas el correspondiente análisis de Wither.
LA PELÍCULA
Antes de abordar una película como Rape Zombie: La lujuria de los muertos vivientes, habría que explicar que en Japón las películas directas a video (el denominado V-Cinema) gozan de una gran aceptación por parte del público, a tal punto que incluso directores japoneses de renombre y bastante conocidos en Occidente se han atrevido a hacer sus pinitos en este sistema de producción en busca de una mayor libertad creativa[1], cosa que, cualquiera que conozca un poco la cinematografía japonesa, es ya decir. Y es por ello que se hace necesario dejar por sentado este pequeño apunte para evitar calificar a Rape Zombie de chapucera, amateur (¡!) o remarcar su bajo presupuesto y sus cutres efectos especiales. Sobre todo cuando el cerebro que se encuentra detrás de ella, Naoyuki Tomomatsu, es uno de los realizadores más reputados de esta vertiente y del denominado pinku eiga[2], contando entre sus títulos más representativos a Stacy (el cual, por cierto, guarda ciertos paralelismos con esta Rape Zombie)[3] y Vampire Girl vs Frankenstein Girl, filme codirigido junto a otro de los enfants terribles del J-Horror[4], Yoshihiro Nishimura. De hecho, al empezar a ver la película, sólo basta esperar unos cuantos minutos – y pasar ese abrupto inicio acompañado de guitarrazos metaleros -, para darnos cuenta de que Rape Zombie es amena y está mejor narrada de lo que cabría esperar en un principio. Aunque claro, también es rematadamente loca…
Rape Zombie: La lujuria de los muertos vivientes nos cuenta los efectos de una hipotética epidemia que se expande por todo el Japón y que sólo afecta a los hombres. Dicha enfermedad tiene la peculiaridad de convertir a los representantes del sexo masculino en unos temibles zombis folladores que buscan impunemente desflorar jovencitas niponas de buen ver. Menos mal que en medio de este caos de muerte, sangre y sexo que se adueña del país, un grupo de féminas (también de muy buen ver, por supuesto) se unirá para combatir a los “hombres-veneno”, tal y como son llamados en la cinta. Con un argumento así, no se puede esperar un filme al uso, sino una película en la que reine el puro divertimento, el humor grueso y toneladas de incorrección política. En Rape Zombie, tal y como su título nos hace sospechar, la sangre y el sexo son el motor que hace avanzar la narración y, por lo tanto, son expuestos en pantalla de forma continua.
Pero no nos dejemos engañar; sí bien estamos ante un festín gore-erótico muy japonés (en el que proliferan los magreos de pechos), Rape Zombie también está cargada de mucha mala baba y de un sentido del humor tan incorrecto que despertaría las iras de cualquier fila feminista con la sensibilidad a flor de piel. Aunque para que vean hasta qué punto Tomomatsu sabe lo que se hace, muchas de estas “gracias” vienen propiciadas por uno de los tertulianos de un programa que aparece de vez en cuando y que interrumpe la vorágine de violaciones postmortem que nos ofrece la película, para darle un punto decididamente irónico e inteligente al conjunto, cosa que, viendo por dónde van los tiros, no parece una tarea nada fácil. Tomomatsu es un genio capaz de colarte una escena de lesbianismo que arranca con una de las chicas diciendo cosas como: “oh, qué tetas más grandes tienes”, y otra en la que un desquiciado tertuliano lanza hipótesis delirantes acerca del porqué se ha propagando la epidemia de los “hombres-veneno”, concluyendo que todo está causado por la propia naturaleza a fin de crear un nuevo tipo de ser humano.
Aun así, tampoco hay que olvidar que una de las grandes bazas del film es que cuenta con la presencia de Asami, una de las reinas del cine para adultos japonés (llamado AV) que ya ha lucido palmito en algunas de las películas del anteriormente citado Yoshihiro Nishimura (tales como Mutant Girl Squad o Helldriver) o del siempre incorregible y trasgresor Noboru Iguchi (Sukeban Boy, Dead Sushi, Robo Geisha, Zombie Ass: Toilet of the Dead…). Para los más interesados, hay que decir que no es la primera vez que Asami ha trabajado a las órdenes de Tomomatsu, con quien hizo su debut como actriz con Kiss Me or Kill Me: Todokanakutemo Aishiteru, volviendo a reincidir en Erotibot (filme que combina la ci-fi y el erotismo, y que cuenta en su reparto con otra de las “grandes” del porno nipón: la espectacular Maria Ozawa) o Red Sword, una suerte de versión del cuento de Caperucita Roja con hombres lobo que, por lo visto, parece ser cuanto menos una visión un tanto más “arriesgada” del clásico de los Grimm que la que nos llegó de Hollywood hará un par de años[5], además de repetir en las dos siguientes partes de Rape Zombie (y que muy gustosamente también distribuye el entente formado por Tema y Cameo). En vista de ello, quizás deberíamos cruzar los dedos bien fuerte para que el resto del universo Tomomatsu (o al menos una buena parte de él) desembarque en España definitivamente.
LA EDICIÓN
Como ya comentábamos anteriormente, Rape Zombie es una película destinada directamente al ámbito doméstico, por lo que la calidad de imagen responde a los estándares habituales de este tipo de producciones, marcadas como no, por su bajo presupuesto y su estética de video. La película se ofrece en versión original subtitulada en castellano y catalán e imagen en formato anamórfico. En cuanto a los contenidos adicionales, además de la habitual ficha técnica y el tráiler, encontramos un making of de la película a cargo de uno de los actores del film, Norman England, de unos 15 minutos de duración y carente de subtítulos, cosa que, no obstante, tampoco entorpece demasiado su visionado, ya que se nutre de momentos del rodaje sin que dé la sensación de que nada de lo que dicen los diferentes intervinientes sea demasiado trascendente.
Juan Pedro Rodríguez Lazo
[1] Por poner algunos ejemplos: Takashi Miike, un director cuyos inicios se produjeron en el propio V-Cinema y que se ganó el reconocimiento internacional gracias a Audition, ha vuelto varias veces a este formato para el que ha dirigido cintas tan reputadas como la polémica Visitor Q (2001); Shinya Tsukamoto rodó en 2005 un mediometraje en DV llamado Haze (del que, por cierto, fue estrenado en una versión extendida de poco más de 40 minutos en el Festival de Sitges de ese mismo año); y, para finalizar con los ejemplos, Takashi Shimizu inició una de las sagas de terror más popular (y exprimidas) de los últimos tiempos con Ju-on, más conocida en Occidente por su título anglosajón, The Grudge, cinta que propició varias continuaciones (ya fuera de este sistema de producción), así como un remake (y sus correspondientes secuelas) en Estados Unidos producidas por Sam Raimi.
[2] De hecho, ha ganado varios premios en el Pink Grand Prix, certamen especializado en pinku, género cinematográfico genuinamente japonés que viene marcado por su alto contenido erótico y violento.
[3] Stacy (2001), es una película de zombis con divertidos guiños a George A. Romero y Sam Raimi, cuya sinopsis se podría resumir de la siguiente forma: en un futuro sin especificar las chicas japonesas de 15 a 17 años comienzan a sufrir una extraña enfermedad a la que se denomina “Cercana-Muerte-Felicidad” que las convierte en “Stacies”, unas zombis cuya peculiaridad radica en el hecho de que desean ser amadas… ¡antes de que las descuarticen!
[4] Nombre que se le da comúnmente al cine de terror nipón.
[5] Me refiero a la bochornosa Caperucita Roja, ¿a quién tienes miedo? de Catherine Hardwicke, a la que, fruto de un movimiento eminentemente oportunista, siguieron un nutrido grupo de nuevas traslaciones, entre las que figura Snow White: A Deadly Summer (2012), dirigida por el veterano de la serie B David DeCoteau.
FICHA TÉCNICA
Título original: Reipu Zonbi: Lust of the Dead
Año: 2012 (Japón)
Director: Naoyuki Tomomatsu
Productor: Masahiro Mikami
Guionistas: Jirô Ishikawa, Naoyuki Tomomatsu
Fotografía: Tahehiko Tamiya
Música: Alice Sailor [acreditada como Arisu Seirâ]
Intérpretes: Yui Aikawa, Kazuyoshi Akishima, Asami, Norman England, Hiroshi Fujita, Fukuten, Haruna, Yukihiro Haruzono, Hiroshi Hatakeyama, Yuria Hidaka, Ryôichi Inaba, Hideo Jôjô, Hidetoshi Kageyama, Amu Kamika, Hiroyuki Kaneko…
Sinopsis: Japón sufre los efectos de una extraña epidemia que se expande rápidamente por el país y que afecta únicamente a los hombres, convirtiéndolos en unos temibles zombis folladores. Menos mal que en medio de este caos de muerte, sangre y sexo, un grupo de atractivas féminas se unirán para combatir a estos “hombres-veneno”.
*Todas las imágenes de la película que ilustran este artículo pertenecen a capturas de la edición comentada.
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