Sinopsis: Nueva York se encuentra asolada por la delincuencia urbana. Entre los diferentes grupos criminales que actúan sembrando la inseguridad en sus calles, uno de los más activos se dedica a secuestrar a jóvenes muchachas para después venderlas a hombres adinerados. En este contexto, un técnico de sonido de un canal de noticias decide convertirse en un ninja justiciero tras que su esposa sea asesinada en la calle cuando se encontraba embarazada.

Año: 2021 (Estados Unidos)
Directores: John Liu (rodaje original), Kurtis M. Spieler (versión de 2021)
Productores: Arthur Schweitzer (rodaje original), Brad Henderson (versión de 2021)
Guionistas: Arthur Schweitzer, John Liu, Kurtis Spieler (nuevos diálogos)
Fotografía: Aaron Kleinman, Steven Ning
Música: Aaron Greene, Steve Greene, Greg Mastin, Voyag3r
Intérpretes: John Liu (John Liu), Richard Buckingham Clark (Rattail), Adrienne Meltzer (Randi Rydell), Nita Liu (Nita Liu), Sharon Mitchell, Robert Turano (pareja atacada en el metro) Voces: Don Wilson (John Liu), Michael Berryman (el asesino del plutonio), Linnea Quigley (Randi Rydell), Leon Isaac Kennedy (detective Jimmy Williams), Cynthia Rothrock (detective Janet Flores), Vince Murdocco (Jack, el cámara), Matt Mitler (Freddy Cufflinks), Ginger Lynn (Nita Liu), Zihan Zhao (niño), Bill Timoney (agente de la Interpol), Darius Churchman (Ricco), Robb Moreira (alcalde), Tom Wayland (Switchblade), Lee Baptiste, Wayne Grayson (Rattail), Ryan Andes, Dan Becker, James Brown Jr., Nicholas Corda, Hollis Fox, Lori Gardner, Barrett Leddy, Joe Locastro, Cait Page, Mike Pollock, Sarah Smithton, Georgette Timoney, Ben Wayland, Finn Wayland…
De un tiempo a esta parte se está convirtiendo cada vez en más habitual la recuperación de films que permanecían inéditos durmiendo en un cajón, por lo general pertenecientes a cineastas de cierto renombre ya fallecidos. En su mayoría, se trata de proyectos inacabados que, tras la localización de los materiales originales, son finalizados a partir de las notas dejadas por sus responsables o, en su defecto, bajo la supervisión de algún estrecho colaborador que, en virtud de su experiencia conjunta, asesora sobre cuál hubiera sido la visión dada por este. No obstante, también se han dado casos de películas completamente terminadas que, pese a ello, nunca habían visto la luz por razones no siempre aclaradas, aunque son los menos.
Quizás la figura que más ha protagonizado este fenómeno sea Orson Welles, del que a lo largo de los últimos años se han completado hasta tres de los largometrajes que dejó inacabados a lo largo de su carrera. A saber: Don Quijote de Orson Welles (1992), It’s All True (1993) y Al otro lado del viento (The Other Side of the Wind, 2018). Precisamente, el encargado de recopilar todo el metraje existente y montar la versión definitiva de la mencionada adaptación de la más célebre novela de nuestra literatura, Jesús Franco, ha sido a su vez objeto recientemente de otras de estas exhumaciones cuando en 2019 se encontrara de forma inesperada en los archivos de Filmoteca Española una copia íntegra de Vaya luna de miel (1980), película que, bajo el título de El escarabajo de oro, se creía hasta entonces inconclusa. Dos años más tarde, era la obra de otros dos nombres emblemáticos del cinema bis de la talla de George Romero y José Mojica Marins a las que se añadían dos nuevos títulos hasta entonces perdidos con la aparición de The Amusement Park y A Praga, respectivamente.
De 2021 data también New York Ninja, película rodada originalmente en 1984 por el artista marcial John Liu. Afincado en Taiwán, Liu comenzó su carrera a mediados de los setenta protagonizando varias películas que a día de hoy gozan de cierto prestigio entre los aficionados al cine de artes marciales, como Ying zhao tie bu san [vd: La armadura invencible, 1977] o Duelo a muerte de Kung-Fu (He xing dao shou tang lang tui, 1979), entre otras. Sin embargo, coincidiendo con el arranque de la siguiente década su carrera entró en una nueva etapa que le llevó a peregrinar por diferentes puntos del globo en los que dio forma a distintos proyectos en la triple función de actor, director y guionista, caso de Francia o España. En nuestro país, además de realizar los films Long xue [dvd/bd: John Liu en México, 1982] y Made in China, en el que utilizó imágenes reales de un accidente mortal acaecido en las inmediaciones del lugar de filmación, lo que da una idea muy aproximada de la catadura moral del personaje, pasaría una larga temporada al permanecer encarcelado durante varios años por corrupción de menores y proxenetismo.
En este periodo trotamundístico se inscribe la existencia de New York Ninja, primera y única incursión de Liu en la industria estadounidense. Según parece, el motivo por el que quedó inconclusa en su momento se debe a la quiebra de la empresa encargada de su distribución, 21st Century, sin que esté claro si realmente se llegó a completar su rodaje. Durante cuatro décadas, las latas de negativo rodado, entre seis y ocho horas, durmieron el sueño de los justos en un almacén hasta ser adquiridas por Vinegar Syndrome, compañía consagrada a la preservación y restauración de cine de género que se puso manos a la obra en la reconstrucción de la película. No obstante, el proceso estaría lleno de complicaciones. Al no disponer de una copia del guion original que utilizar como referencia, el montaje tuvo poco menos que improvisarse a partir del material disponible con la única máxima de que fuera “lo más coherente posible”, en palabras de Kurtis M. Spieler[1], montador y director de la nueva versión. Lo mismo ocurrió con la pista de sonido. Como el negativo conservado carecía de sonido, se compuso una nueva banda sonora exprofeso, mientras que para los diálogos se contrataron a expertos en lectura labial que descifraran su contenido, siendo posteriormente añadidos en la sala de doblaje por un elenco encabezado por varios intérpretes icónicos del cine de género de los ochenta, caso de Don “The Dragon” Wilson, Michael Berryman, Cynthia Rothrock, Linnea Quigley o Ginger Lynn, en sustitución del desconocido reparto original[2].
A tenor de estos condicionantes, se antoja cuanto menos aventurado emitir juicios de valor sobre el fruto resultante. Al fin y al cabo, hay que tener presente que, para bien o para mal, no se trata de la película tal cual había sido concebida por Liu, sino una versión aproximada confeccionada por terceros basándose en su intuición y el material disponible. Claro que esto no quita para que su visionado permita hacerse una idea bastante cercana de cómo podría haber sido New York Ninja si su producción se hubiese desarrollado con normalidad. A nivel argumental su propuesta se enmarca sin mayor disimulo en dos de las vertientes con más tirón dentro de cierto cine popular de la época, en ambos casos gracias en gran medida a los esfuerzos de la mítica Cannon[3]: las películas de ninjas y las de justicieros urbanos.
Ambientada en una Nueva York asolada por la delincuencia urbana, su protagonista es un hombre que, lleno de dolor e ira tras que su esposa sea asesinada a mano de un grupo de pandilleros, decide impartir justicia por su cuenta, harto de la inoperancia policial. Para ello se vestirá de ninja, enfrentándose a cuantos criminales encuentra en su camino, con especial atención a un grupo dedicado a secuestrar a jovencitas para después vendérselas a hombres adinerados, en un detalle de lo más irónico si recordamos que Liu fue condenado por trata de blancas. Pronto, las acciones del misterioso ninja despiertan la admiración de sus convecinos, que le ven como a un héroe salvador, al tiempo que se preguntan quién será. Precisamente, este juego en torno a la identidad revela otra de las evidentes influencias de la película; nada menos que Superman. Y es que, al igual que el alter ego de Clark Kent, el protagonista forma parte de un grupo de reporteros, aquí televisivos, que cubren la información de la ciudad. No solo eso, sino que cuando en el desempeño de su trabajo sus compañeros presencian alguna de las actuaciones del ninja, coincide que él se ha ausentado momentos antes con alguna excusa, para después reaparecer como si nada hubiera sucedido.
Al carácter netamente exploiter que se extrae de lo expuesto, hay que sumarle otros rasgos propios de productos de escaso fuste. Por ejemplo, a grandes rasgos presentada la situación de partida, la narración se limita a la concatenación ad nauseam de escenas de asalto y peleas al servicio de las habilidades marciales de Liu, en las que los atacantes esperan pacientemente su turno para enfrentarse al protagonista y portan cada vez atuendos más estrafalarios, no tanto para reflejar la moda urbana de la época como para tratar de disimular que siempre son el mismo grupo de especialistas. Ahora bien, ni qué decir tiene que este no es el único detalle ridículo disperso a lo largo del metraje. Por el contrario, la película se encuentra plagada de elementos de tal ralea, como demuestra el que el villano sea adicto al plutonio. Con todo, la palma se la lleva el descacharrante duelo que mantiene el protagonista con el chófer de su principal enemigo, en el que este último decide utilizar la técnica de “la espada borracha”, comenzando entonces a tambalearse como si, en efecto, se encontrara bajo los efectos del alcohol, lo que no le librará, empero, de recibir una estocada mortal durante uno de sus movimientos titubeantes. Frente a semejante cúmulo de despropósitos, tan solo existe un momento digno de ser destacado de forma positiva. Me refiero al contrapunto sarcástico que ofrece la idea de que la escena del asesinato de la mujer del protagonista, acaecida en las escaleras de acceso a una estación de metro, se cierre con un primer plano de una pegatina situada en la pared con el eslogan turístico “I Love New York”.
José Luis Salvador Estébenez
[1] Extraído del artículo «With ‘New York Ninja,’ Lights, Camera and, Finally, Action» de Eric Grode, publicado el 19 de noviembre de 2021 en la versión digital de The New York Times (https://www.nytimes.com/2021/11/19/movies/new-york-ninja-movie.html).
[2] Uno de los escasos rostros identificables de la película es el de la coetánea porn star Sharon Mitchell en una aparición fugaz. Es la mujer de la pareja que es atacada por un grupo de pandilleros en el metro.
[3] Para que no quede ninguna duda, en una de las escenas puede verse la marquesina de un cine en el que se proyecta una cinta producida por Golan y Globus: Ninja III: La dominación (Ninja III, 1984).