Excision

 

Sinopsis: Pauline sufre presiones en el instituto, debe complacer a sus padres y desea ardientemente perder la virginidad. Debido a su extravagante curiosidad por el lado más oscuro de la vida, es considerada una marginada social por todos los que la rodean. Atraída por la carne, se abandona en sus propias fantasías y esperanzas de convertirse en una gran profesional de la cirugía.

 


Título original: Excision
Año: 2012 (Estados Unidos)
Director: Richard Bates Jr.
Productores: Paul J. Alessi, Dylan Hale Lewis
Guionista: Richard Bates Jr.
Fotografía: Itay Gross
Música: Steve Damstra II, Mads Heldtberg
Intérpretes: AnnaLynne McCord (Pauline), Roger Bart (Bob), Ariel Winter (Grace), Traci Lords (Phyllis), Matthew Gray Gubler (sr. Claybaugh), Jeremy Sumpter (Adam), Matthew Fahey (Nathan), Sidney Franklin (Timothy), Molly McCook (Natalie), Natalie Dreyfuss (Abigail), John Waters (William), Malcom McDowell (sr. Cooper), Marlee Matlin (Amber), Cole Bernstein (Kimberly), Cameron Allen (Pauline joven), Ray Wise (director Campbell), Emily Bicks (Breanna), Brennan Bailey (Sebastian)…

Richard Bates Jr. no es el primer ni el último director que a la hora de emprender lo que sería su film debut decidió “alargar” un cortometraje realizado previamente por él mismo. En su caso se trataba de su único corto, de dieciocho minutos y titulado Excision, que había sido su trabajo de fin de carrera en la universidad de cine de Nueva York, donde fue el único de su clase que eligió el terror como tema. No era precisamente un género que interesara a aquellos aspirantes a futuros realizadores. Tras presentarlo en más de cincuenta festivales, haciéndose con más de veinte premios, el realizador en ciernes se animó a convertirlo en un largo, pero ni imaginaba lo difícil que le iba a resultar la tarea. En su periplo por conseguir financiación para materializar tan ansiado proyecto, el joven cineasta presentó distintos guiones por todas partes (algunos no le gustaban ni a él), recibiendo siempre respuestas negativas: que si era ridículo, que no daría beneficios…. Obsesionado en conseguir su objetivo, no le quedó otra que volver a su Virginia natal y pedir dinero a sus amigos de siempre, reuniendo, junto a las aportaciones de algunos de sus compañeros de la universidad, una cifra de algo menos de un millón de dólares. Al no disponer de un presupuesto más holgado, Bates no podía permitirse hacer uso de muchos hoteles, y decidió alojar en su propio apartamento a un buen puñado de los implicados en el rodaje, lo que le ocasionó algunos problemas con su casero, a quien no le hacía ninguna gracia ver entrar y salir a tanta gente del piso.

El aspirante a director era consciente que a los actores que intervinieran tendría que gustarles el guion, ya que el sueldo no iba a ser gran cosa. Pero además quería poder contar con algunos intérpretes de aquellas películas que tanto le habían fascinado y marcado en su adolescencia. Traci Lords fue a la primera que le ofreció un papel, y a pesar de que ella reconocía no ser fan del cine de terror (aunque haya intervenido en un puñado de cintas del género) aceptó encantada, pues nunca había hecho nada parecido: una madre profundamente religiosa que quiere entender y acercarse a su problemática hija mayor. Fue precisamente la Lords quien consiguió meter en el reparto a su viejo amigo John Waters[1], y el manager de la exestrella porno por su parte le aconsejó a Bates que, entre todas las chicas que se presentaron al casting, le diera una oportunidad para el rol protagonista a la modelo y actriz AnnaLynne McCord. Pero ésta, conocida entre el público en aquel momento por su personaje en Sensación de vivir: La nueva generación (90210, 2008-2013)[2], así como por ser la joven novia del también actor Dominic Purcell, no convencía en un principio al novel realizador. La muchacha, dispuesta a todo por hacerse con el papel de Pauline, incluso aceptó raparse la cabeza para la parte final, convenciendo a Bates no sólo de que era una buena opción, sino que se trataba de la indicada. Ariel Winter interpretaría a la hermana de aquélla, Roger Bart al padre, y Matthew Gray Gubler es el profesor de sexualidad en el instituto; secundados por nombres ilustres como Ray Wise, Marlee Matlin y Malcom McDowell. Emily Bicks, a quien llamaron por su papel en la serie To Catch a Predator (2004-2007), fue contratada originalmente para que encarnara a una de las chicas que molestan a Pauline. Al final optaron por darle el papel de Breanna, la estudiante de catorce años (aunque la Biskin ya rondaba por los veintiocho) con quien nuestra protagonista conversa durante el cotillón (fiesta que Pauline detesta, pero su madre la obliga a ir… e incluso se empeña en acompañarla).

AnnaLynne McCord quedó muy satisfecha con su trabajo y pensaba que era hasta la fecha su mejor actuación. Lejos de sus habituales papeles de chica mona, era ahora el patito feo (caracterizada con gafas, acné, cejas pobladas, pelo grasiento, siempre encorvada hacia delante…). Una estudiante inadaptada que no encaja ni en la escuela, ni en su propia casa, y que llegará muy lejos para ganarse el amor de su madre. Es la protagonista principal, sobre quien circunda toda la trama, pero no es para nada un personaje asidero con el que el público pueda o deba empatizar. Pauline es una sociópata, una chica apartada de los demás de manera en parte voluntaria en parte no. Bates no nos brinda una heroína o antiheroína a la que acompañar hasta un final catártico; de hecho, paseamos con ella por una serie de circunstancias frustrantes hasta llegar a un final de locura, sangre y muerte, acorde (o no) con los desequilibrios mentales y afectivos de la muchacha. Pauline comparte con la Carrie de Stephen King y/o Briand De Palma no pocos puntos en común, incluso una madre conservadora y religiosa, pero en esta ocasión, por muy antipática que pueda llegar a ser la progenitora, ésta pretende (aunque se equivoque muchas veces) ayudar y buscar el afecto de su hija. La Phyllis que interpreta la Lords, es una mujer reaccionaria y muy devota (sin llegar a los extremos del fanatismo), un personaje del que te puedes reír -en las conversaciones (si en ocasiones se las puede llamar así) que tiene con su hija mayor-, pero de la que también te puedes llegar a compadecer, pues es a la vez víctima de las circunstancias que rodean a la familia.

Las escenas más recordadas de la cinta (además del final) son las de los sueños (entre eróticos, quirúrgicos y religiosos) de Pauline, que darían lugar a alguna(s) de las portadas de la película y a varias de las fotos promocionales. El director confesó haberse inspirado en Alejandro Jodorowski (bien palpable especialmente en el sueño del aborto), a quien admiraba desde que de crío (y siendo un gran fan del circo) vio Santa Sangre (Santa Sangre, 1988). El maquillador Robert Rapport jugó un papel importante en estas escenas oníricas, aportando un tratamiento muy pop-art. La McCord recordaba que la frase favorita del realizador durante esas escenas era “¡Más sangre, más sangre!”. Finalmente, ella misma le arrojó a éste un cubo entero del líquido elemento.

Traci Lords comentaría a la revista Fangoria que el rodaje (que, por cierto, sólo duró veintiocho días) fue igual que el de tantos otros directores debutantes, pero que Bates supo bien capotear las situaciones difíciles con el poco capital del que disponía. Excision (Excision, 2012), definida por su responsable como “una película de John Hughes dirigida por David Cronenberg” o “como si Dario Argento se pasara por el set de Escuela de jóvenes asesinos (Heathers, 1988) y empezara a rodar…” nos da una idea de por dónde van los tiros. Una bizarra mezcla de terror juvenil, drama familiar y comedia (muy) negra. Una historia, como tantas otras de terror teenager made in USA, con la típica adolescente problemática, hija de una familia de clase media de barrio residencial, a la que su director da unas cuantas vueltas de tuerca y llena de sangre, vómitos y mucha mala uva. Formalmente, Bates mima la planificación, y se cuida de no dejar notar su presencia en el grueso del metraje, con suaves movimientos de cámara y un montaje acorde que evita las transiciones bruscas.

Tratándose de un film independiente, Excision tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance, con Traci Lords presente en la sala, siendo testigo de cómo el respetable aplaudía al ver en la pantalla a su amigo John Waters interpretando a un cura[3]. Al más puro estilo William Castle, en dicha presentación Bates arrojó, durante la escena del tampón, un puñado de supuestos tampones ensangrentados entre el público. Acto que repetiría después en su pase por el Fantasia, donde la película basculó entre lo mejor y lo peor del festival. Algo que le ocurría en muchas ocasiones, el film dividía a los espectadores: o lo amaban o lo odiaban. Editada en Estados Unidos en DVD y Blu-ray por Arrow (donde tiendas como Wallmart se negaron a venderla), en España tuvo un discreto estreno en salas y fue lanzada en los citados formatos domésticos por Tema Distribuciones. Además, se ha pasado por distintos canales y visto en diversas plataformas.

Trent Haaga volvería a reunir a AnnaLynne McCord y Matthew Gray Gubler unos años después en la divertida y gamberra 68 Kill [tv: 68 Kill, 2017], que se ganaría al público en su pase por el Festival de Sitges. Ambos ya habían coincidido antes también en algún otro trabajo de Bates, quien siguió contando con ellos, al igual que con otros de los intérpretes de su largo de presentación (Wise, Waters…), junto a conocidos nombres del cine de terror y serie B (como buen fan que es), caso de Barbara Crampton, Jeffrey Combs o Robert Patrick, por nombrar algunos, continuando el realizador moviéndose en los parámetros del cine independiente y los bajos presupuestos, aunque ninguno de sus siguientes trabajos se haya llegado a ver en nuestro país.

Excision continúa siendo hoy la mejor película de Richard Bates Jr. hasta la fecha. Estrenada a comienzos de la pasada década, coincidía con otras propuestas frescas, personales, juveniles y viscerales como la australiana The Loved Ones (2009), de Sean Byrne, la canadiense American Mary (2012), de las gemelas Jen y Sylvia Soska, o las diversas colaboraciones muy del profundo Sur de los Estados Unidos confeccionadas entre Jim Mickle y Nick Damici. Buenos ejemplos todos de un nuevo cine de terror, diferente, interesante, propio a la vez que referencial. Un cine que no tenía que explicar todo al público y dárselo masticado para que éste no tuviera que hacer ningún esfuerzo por su parte; y sin echar mano de cargantes y aburridos discursos panfletarios, ni del buen rollito y demás zarandajas que se han adueñado (no sólo) del cine del género en estos tiempos de globalización informativa y empobrecimiento cultural.

Alfonso & Miguel Romero


[1] Traci Lords y John Waters mantienen una buena amistad desde que él la dirigiera en 1990 en la película Cry-Baby (El Lágrima) (Cry-Baby), primer trabajo del director para un gran estudio (la Universal). Posteriormente, la actriz volvería a trabajar bajo las órdenes del realizador de Baltimore en Los asesinatos de mamá (Serial Mom, 1994), y él realizaría un cameo en el videoclip del tema “Control” de la Lords.

[2] Reboot de una de las series pijas por antonomasia de los años noventa, Sensación de vivir (90210, 1990-2000).

[3] Tras esta presentación, fueron muchos los guiones de películas de terror que le llegaron a la actriz, declinándolos todos.

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