Necrológica de Margaret Lee

Hace unos días se hizo publica la noticia del fallecimiento de Margaret Lee, un nombre que no dirá absolutamente nada a las nuevas generaciones pero que fue una presencia constante en los repartos del cine de coproducciones tan en boga durante la década de los sesenta.

Oficialmente nacida Margaret Gwendolyn Box en Wolverhampton un 4 de agosto de 1943, la auténtica fecha de su nacimiento probablemente sea un enigma similar al de la construcción de las pirámides de Egipto. En una época en la que la «fecha de caducidad» de una actriz de cine era todavía mucho mas prematura que en la actualidad, quitarse algunos años era una estrategia habitual de las starlettes, ya que proporcionaba un margen de tiempo considerable que aprovechar delante de las cámaras. Algunas fuentes aseguran que Margaret nació en Londres en 1939 bajo el nombre Mellors-Box, y otras certifican que fue en Manchester en 1940. Sea como fuere, esta nebulosa sobre sus datos biográficos será un fenómeno que va a repetirse con cierta constancia a lo largo de su trayectoria, proporcionando un cierto halo de misterio en torno a la figura de la actriz británica. De hecho, podríamos decir que su historia personal es una base excelente para una película sobre el cine B europeo y las actrices que lo poblaban. Pero sigamos con su biografía.

Una jovencísima Margaret en una foto promocional de «Maciste contra los monstruos»

Contaba la propia Margaret que su madre tuvo que ser evacuada a Wolverhampton durante la Segunda Guerra Mundial, donde ella nació, pero que tras los bombardeos pudieron volver a Londres, donde creció y se educó. Apasionada del teatro, cursa estudios en la Italia Conti Drama School hasta 1959, y tras ver un anuncio en el periódico, decide irse a Paris para trabajar como showgirl en el Moulin Rouge, donde permanece un año entero. Al poco tiempo, se entera de que están haciendo un casting salvaje en Roma para Cleopatra (Cleopatra, J.L. Mankiewicz, 1962) y de nuevo cambia de país para incorporarse a este rodaje, aunque no hay rastro de su participación en dicha película, según ella porque eliminaron todas sus escenas durante la fase de montaje. Aquí su biografía profesional comienza a presentar algunas contradicciones: su primera película oficial resulta ser Maciste contra los monstruos (Maciste contro i mostri), un péplum de Guido Malatesta rodado en 1962, aunque durante ese periodo será noticia por otro supuesto trabajo, haciendo de doble de Marilyn Monroe durante el rodaje de Something’s Got to Give (1962), la que resultaría ser la última película (inacabada) de la actriz norteamericana. Son innumerables los artículos de prensa en los que Margaret se publicita como «la nueva Marilyn», explotando al máximo su condición de sosias y dando todo tipo de declaraciones, por ejemplo, sobre lo afectada que quedó tras la muerte de la estrella hollywoodiense.

«Un mostro e mezzo», una de sus colaboraciones con el popular dúo humorístico Franco y Ciccio

La estrategia funciona y en Cinecittà comienzan a tenerla en cuenta para sus repartos. Consigue un agente, Filippo Fortini, y un novio productor, Gino Malerba, con el que tendrá a su primer hijo, Roberto, en 1964, hoy en día convertido igualmente en productor cinematográfico. Es a partir de este momento cuando comienza una frenética actividad en las pantallas italianas, encadenando películas donde sigue explotando su imagen de rubia explosiva en todo tipo de géneros: péplums, eurospy, films de aventuras y, sobre todo, comedias, llegando a interpretar hasta catorce películas con el dúo formado por Franco Franchi y Ciccio Ingrassia, dos de los cómicos italianos más populares del momento.

Haciendo pareja con Marcello Mastroiani en «Casanova 70»

Durante este primer periodo consigue participar en algún proyecto de mayor relieve, como el Casanova 70 dirigido en 1965 por Mario Monicelli, pero aunque llega a trabajar con varios realizadores prestigiosos, las películas en cuestión no sobrevuelan el nivel general de serie B en el que su carrera permanece sumergida. Así, por ejemplo, la veremos trabajando bajo las órdenes de Claude Chabrol en El tigre se perfuma con dinamita / Le tigre se parfume à la dynamite (1965); de Lina Wertmüller en Hablemos de hombres (Questa volta parliamo di uomini, 1965); o de Michel Deville en El robo de la Gioconda (On a volé la Gioconde, 1966). Una de sus películas más importantes de este periodo quizá sea El imperio de los canallas (Le soleil des voyous, Jean Delannoy, 1967), donde da la réplica a Robert Stack y Jean Gabin y por fin puede demostrar sus dotes dramáticas.

Con Johnny Dorelli en la parodia «Arriva Dorellik»

Su perfecto dominio de la lengua italiana le permite introducirse con facilidad en la televisión transalpina, donde cosecha una gran popularidad como vedette y presentadora, sobre todo cuando aparece emparejada con el cantante y presentador Johnny Dorelli en programas que consiguen gran éxito de audiencia. Aprovechando este tirón ambos protagoniza juntos el film Arriva Dorellik (Steno, 1967), una parodia del Diabolik de los fumetti que tanto éxito cosechaban en Italia en ese momento y que fue adaptado al cine por Mario Bava. En 1968 participa en otra interesante película dirigida por el siempre excelente Damiano Damiani, Bandidos en Milán (Banditi a Milano), y aunque su papel es breve, apunta una transformación que sirve de puente hacia una nueva etapa. Poco a poco ha ido dejando atrás su mimetismo con Marilyn Monroe, delineando una personalidad más auténtica y una sensualidad más mediterránea. 

Imagen de «A doppia face», una de las muchas películas en las que Margaret coincidió con Klaus Kinski

Cuando en 1966 rueda para el productor Harry Allan Towers Circus of Fear [tv: El circo del terror] bajo la dirección de John Llewellyn Moxey, se produce un encuentro que iba de alguna manera a determinar su carrera posterior. Entre un vistoso reparto que incluye a Christopher Lee, Suzy Kendall y Leo Genn, se encuentra con un Klaus Kinski que aún no había comenzado su gloriosa colaboración con Werner Herzog y que por aquel entonces trabajaba incansablemente en la serie B europea. El marido de Margaret se convierte en agente de Kinski y comienza una estrecha relación de amistad que propicia sucesivos encuentros en los platós en una nueva serie de películas, dos de ellas dirigidas por un nombre esencial del cine de género europeo, el insigne Jess Franco. Así, veremos a la pobre Margaret torturada hasta límites indecibles en El proceso de las brujas / Il trono di fuoco (1968) y formando parte de la onírica trama de Venus in furs (Paroxismus, 1969), sin duda alguna una de las mejores cintas del tío Jess. También forma parte del grupo de conquistas de un Dorian Gray bajo los rasgos de Helmut Berger en El retrato de Dorian Gray (Il dio chiamato Dorian, Massimo Dallamano, 1970), da la réplica a una crepuscular Rita Hayworth en I bastardi (Duccio Tessari, 1968) y se pone bajo las ordenes de Riccardo Freda para otra de las películas mas interesantes de su filmografía, A doppia faccia (1969), un perverso y retorcido giallo de deslumbrante estilo. En su autobiografía el excesivo Kinski alardeaba de haber mantenido con la Lee una tórrida relación, aunque la interesada desmintió posteriormente tales alegaciones, afirmando fastidiada que tan solo les unía una profunda amistad. Nuestra actriz sería de hecho una de las personas que desmienten la persistente reputación de Kinski como un loco histérico, insistiendo en su carácter sensible, inteligente y educado. Uno puede preguntarse en cambio si esta amistad es la razón de la persistente reincidencia de ambos nombres en los repartos de ese periodo, llegando a coincidir en doce títulos ni más ni menos…

Fueron varias las escalas de Margaret Lee en el cine de nuestro país durante esos años, por ejemplo, con Un sudario a la medida (Jose María Elorrieta) y ¡Viva América! (Javier Setó), ambas de 1969, en un momento de frenética actividad que la lleva a encadenar rodajes por doquier.

«La bestia mata a sangre fría»

Con la llegada de los 70, el nivel de erotismo se incrementa sobremanera en las pantallas, especialmente en la serie B, como bien atestigua La bestia mata a sangre fría (La bestia uccide a sangue freddo, 1971) un desmelenado giallo de Fernando di Leo de nuevo con Klaus Kinski que prefigura de alguna manera el slasher, con una enloquecida trama situada en un manicomio femenino y salpicada de constantes intermedios eróticos que en algunas versiones se zambullen directamente en el porno.

Junto a Anthony Steffen en el giallo «Gli assassini sono nostri ospiti»

La actividad de la Lee disminuye progresivamente según avanza la década, añadiendo un nuevo giallo en 1974, el discreto Gli assassini sono nostri ospiti (Vincenzo Rigo), y una auténtica rareza rodada ese mismo año, La sensualità è un attimo di vita, dirigida por el escritor y periodista Dante Marraccini. Protagonizada por Gianni Dei, Rita Calderoni, Luis Suárez y Gabriele Tinti, se trata de un auténtico producto vanguardista post-68 que mezcla nudismo, surrealismo y unos delirantes diálogos intelectualoides en escenas marcadamente simbolistas (una troupe de teatro que se pasea constantemente vestida de blanco, una Rita Calderoni que se desnuda histérica antes de saltar por la borda de un barco tras un monólogo existencialista…). La película comienza con un prólogo de cinco minutos en el que Dei y la Lee se pasean y corretean desnudos por una playa filosofando en una conversación casi incomprensible y, a pesar de todo, consigue ser seleccionada para el Festival de Cine de Belgrado de ese mismo año.

A mediados de los setenta, Margaret Lee decide aparcar su carrera y trasladarse a Inglaterra para ocuparse a tiempo completo de la educación de su segundo hijo, Damian, nacido en 1973, alquilando una casa en Lake District. En este periodo se pierde completamente su pista durante algún tiempo, y es tan solo algunos años después cuando sale a la luz el motivo: en 1975 había sido encarcelada por haber terminado con la vida del hombre que supuestamente era su pareja en ese momento utilizando un arma de fuego. El caso no tuvo repercusión en la prensa al suceder todo en Inglaterra, donde gozaba de un completo anonimato, transcurriendo todo el proceso judicial bajo su nombre auténtico, Mellors-Box, para acabar siendo sentenciada con una pena de cinco años en prisión. Muchas dudas quedan en el aire con respecto a este suceso, con algunas fuentes certificando que la actriz argumentó haber sorprendido a su pareja manteniendo relaciones sexuales con su hermano, en lo que sería descrito como un crimen pasional. No hay sin embargo en los anales ningún rastro de un supuesto hermano, ya que Margaret Lee vivía, en teoría, sola con sus dos hijos. La falta de información al respecto nos impide esclarecer este misterioso episodio que la interesada trató de silenciar por motivos obvios, aunque en su posterior comeback cinematográfico la prensa se haría eco de tan escabroso pasado.

«Sesso e volentieri»

Ante de volver a las pantallas, Margaret Lee regresa a la actualidad del mundo del espectáculo a través de un tórrido reportaje fotográfico que revistas como Men o Le Ore organizaban involucrando a estrellas en horas bajas en sesiones de alto voltaje erótico para deleite de sus «lectores». En esta ocasión, se presentó a la actriz británica retozando en un cobertizo con dos mancebos mestizos entre mucho sudor y briznas de paja, con comentarios a pie de página del tipo «la cárcel la ha vuelto más fogosa todavía» (sic). Sea como fuere, este escabroso reportaje vuelve a poner a la actriz de actualidad y propicia un breve retorno a las pantallas transalpinas. Gracias a su amistad con Johnny Dorelli consigue un papel en la película de episodios Sexualmente hablando (Sesso e volentieri, Dino Risi, 1982), donde interpreta el rol de una aristócrata, Lady Jane, desgraciadamente en uno de los episodios más sonrojantes y menos afortunados de la cinta, donde todo gira en torno a una lamentable trama con la aerofagia como tema principal.

«Stangata napoletana»

Esta etapa final en las pantallas se completa con un episodio para la serie Giorno dopo giorno y una última película, la olvidada Stangata napoletana (Vittorio Caprioli, 1983), que curiosamente co-protagoniza con el norteamericano Treat Williams. Tras estos trabajos, Margaret Lee regresa al anonimato y se traslada a los Estados Unidos estableciéndose en California, donde se dedicó a continuar con su actividad vocacional de actriz, estudiando el Método Stanislavsky con Jean Shelton y trabajando en producciones de teatro locales donde pudo hincarle el diente a autores como William Shakespeare.

Vaya este recuerdo desde La Abadía para Margaret Lee, una entrañable presencia de innumerables películas de la era dorada de las coproducciones europeas y que nos dejó el pasado 24 de abril.

Naldo

Un comentario en “Necrológica de Margaret Lee

  1. Hola a todo/as,

    Triste noticia el fallecimiento de Margaret Lee.
    Una actriz que siempre destacaba, quizás sobre todo por su belleza, era preciosa, pero que intervino en films enormemente populares y que contribuyeron a que los de mi generación, amaran el cine.

    Descanse en paz.

    Iñaki Bilbao

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