La mesita del comedor

 

Sinopsis: Algo tan aparentemente trivial como comprar una mesita para el comedor cambiará la vida de Jesús, María y su hijo Cayetano para siempre.

 


Título original: La mesita del comedor
Año: 2022 (España)
Director: Caye Casas
Productores: Nobert Llaràs, María José Serra
Guionista: Cristina Borobia, Caye Casas
Fotografía: Alberto Morago
Música: Esther Méndez (Bambikina)
Intérpretes: David Pareja (Jesús), Estefanía de los Santos (María), Josep Maria Riera (Carlos), Claudia Riera (Cristina), Eduardo Antuña (vendedor), Gala Flores (vecina hija), Cristina Dilla (vecina madre), Itziar Castro (amiga), Paco Benjumea, Clàudia Font (policías), Emilio Gavira (voz del súper)…

Tras llevar a cabo junto a Albert Pintó una de las óperas primas más plausibles de los últimos años con Matar a Dios (2017), Caye Casas vuelve con otro largometraje que ahonda en los bajos instintos del ser humano haciendo gala de un sentido del humor negrísimo e, incluso, algo cruel. Si bien pudiésemos pensar que el éxito de crítica cosechado con Matar a Dios en su transcurso por diferentes festivales de cine -con un aluvión de premios incluido-, facilitaría las cosas para llevar a cabo La mesita del comedor, su segunda película, lo cierto es que Casas ha tenido que levantar este nuevo proyecto a contracorriente, con un presupuesto aún más reducido y un rodaje exprés de apenas diez días[1].

Según contó en su paso por la Semana de Donosti, La mesita del comedor podría haberse realizado de manera más fácil, con un presupuesto más holgado y con actores más populares, pero los productores querían cambiar el tono de la historia de manera sustancial. En vez de eso, Casas apostó por continuar con su visión, es decir, sin subvenciones y sin el respaldo de grandes productoras y distribuidoras. Utilizó como escenario principal el piso que estaba a punto de reformar una amiga –por lo que solo disponían del inmueble treinta días-; eligió un elenco de actores que no eran tan famosos pero en los que tenía plena confianza -contando de nuevo con David Pareja, Itziar Castro y Eduardo Antuña, y algunas nuevas incorporaciones como Josep María y Claudia Riera, Gala Flores y, sobre todo, Estefanía de los Santos, con quien el director contactó a través de Instagram[2]-; y, por último, contó con un reducido equipo técnico[3] capaz de sacar el máximo partido de un rodaje al más puro estilo cine de guerrilla.

La mesita del comedor podría verse como la pesadilla que tiene un hombre a la hora de formar una familia. Sin embargo, al contrario de lo que hizo David Lynch en Cabeza borradora (Eraserhead, 1977), en la que dio forma gráfica a esa pesadilla, aquí se busca que cada uno la sienta interiorizada en sus propias carnes y le sacuda por dentro al mismo tiempo que lo hace a su protagonista.

Su premisa es bastante escueta. Incluso puede presentarse como un misterio para el espectador (o al menos así debería ser). El tráiler, por ejemplo, apenas cuenta nada. Solo sabemos que Jesús y María acuden a una tienda de muebles para comprar una mesita para su casa y que el vendedor les garantiza que su compra les hará completamente felices. Tras eso, vemos una sucesión de imágenes que invocan al caos, la violencia y la desesperación, y uno se pregunta si todo eso ha sido provocado por la compra. ¿Cómo puede un mueble causar tanto dolor y tanta locura? Esa es la incógnita a la que se tiene que enfrentar el espectador y pronto, apenas transcurridos veinte minutos de metraje, se nos da la respuesta. Tras ser desvelado el misterio, acompañaremos a Jesús en su calvario a lo largo de este periplo cruel y absurdamente caprichoso que han maquinado Cristina Borobia y Caye Casas[4], guionistas y pareja en la vida real para más inri.

La mesita del comedor podría haber dado píe a excesos y fuegos de artificio facilones (algo, por desgracia, muy habitual en este tipo de propuestas), pero, en vez de eso, Caye Casas decide cocinar a fuego lento su historia, aderezándola de incomodidad y tormento. Otro ingrediente muy importante para lograr dar verosimilitud a este relato imposible y no perderse en elementos fortuitos, es el trabajo interpretativo de los actores, destacando el que efectúan unos sobresalientes David Pareja[5] y Estefanía de los Santos, que logran que sus silencios, sus miradas y sus carcajadas –impresionante el ataque de risa de Estefanía en la cocina-, te desgarren por completo. Y por último, la banda sonora compuesta por Esther Méndez, alias Bambikina, capaz de ofrecernos una nana, una canción infantil o esa suerte de pasodoble psicodélico que toma prestado el título de la película, y que pone la guinda final a este espectáculo dantesco que no dejará indiferente a nadie.

En estos tiempos en los que lo fácil es caer en la hipérbole, no podemos más que congratularnos ante el hecho de que una idea tan sencilla como la que se presenta en La mesita del comedor germine en una broma macabra que parece ideada por el mismísimo diablo. Y todo ello, recordemos, gracias al empeño de un director que cree en lo que hace y que parece empeñado en marcarnos a fuego lento con cada una de sus propuestas cinematográficas.

Juan Pedro Rodríguez Lazo

Nota: El autor quiere agradecer la ayuda prestada por David Cortabarria Arregui a la hora de escribir esta reseña.


[1] Previamente había estado una semana ensayando con todos los actores para encontrar el tono necesario y no perder tiempo a la hora de rodar.

[2] Según explicó, la actriz española que vive en México, tenía un proyecto apalabrado, pero al leer el guion decidió abandonarlo y cruzar el charco para poder encarnar a María.

[3] Durante el rodaje, por ejemplo, no contó con script. Por lo que además de dirigir, Caye Casas debía estar pendiente de posibles fallos de raccord.

[4] En uno de los momentos de la película se desvela que el apellido del personaje de Jesús es Casas, por lo que el bebé, que se llama Cayetano, adquiere el nombre y apellido del director.

[5] Fue tal el grado de inmersión de Pareja en su personaje, que durante el rodaje enfermó y tuvo que rodar muchas de las escenas con fiebre.

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