Los caballeros del rey Arturo

Título original: Knights of the Round Table

Año: 1953 (Estados Unidos)

Director: Richard Thorpe

Productor: Pandro S. Berman

Guionistas: Talbot Jennings, Jan Lustig, Noel Langley sobre la novela La muerte de Arturo (La Morte D’Arthur) de Sir Thomas Malory

Fotografía: Stephen Dade, Freddie Young

Música: Miklós Rózsa

Intérpretes: Robert Taylor (Lanzarote del Lago), Ava Gardner (Ginebra), Mel Ferrer (Rey Arturo), Anne Crawford (Morgana), Stanley Baker (Mordred), Felix Aylmer (Merlín), Maureen Swanson (Elena), Grabriel Woolf (Perceval), Anthony Forwood (Gareth), Robert Urquhart (Gawaine), Niall MacGinnis (Caballero verde), Ann Hanslip (Nan), Jill Clifford (Bronwyn), Stephen Vercoe (Agravaine), John Brooking (Bedivere), Julia Arnall, Michel De Lutry, Gwendoline Evans, Peter Gawthorne, Mary Germaine, Laurence Harvey, Dana Wynter…

Sinopsis: El rey Arturo ha establecido un legítimo reino unido en toda Inglaterra, con la colaboración del caballero Lanzarote. Desposado con la bella princesa Ginebra, el derrotado Sir Mordred descubrirá que existe una relación entre ella y Lanzarote, hecho que utilizará para intentar acabar con el reinado de Arturo.

Un año después de la estupenda Ivanhoe (Ivanhoe, 1952), su director y su protagonista, Richard Thorpe y Robert Taylor, respectivamente, volvían a unir esfuerzos para dar vida a otra película de similares características, Los caballeros del rey Arturo (Knights of the Round Table), que al igual que la previa también basaba su argumento en una obra literaria, en este caso La muerte de Arturo (La Morte D’Arthur) de Sir Thomas Malory.

Protagonizada por el citado Taylor como Lanzarote del Lago, Ava Gardner como la más bella Ginebra que jamás haya conocido el cine, y Mel Ferrer como rey Arturo -quien, pese a que su elección para el papel fuera de lo más acertada debido a su distinguido porte, se descuelga con una actuación de lo más insípida-, la cinta centra su trama en los amoríos adúlteros entre Lanzarote y Ginebra, relegando a la mínima expresión todos los elementos fantásticos propios del mito artúrico, limitándose su presencia, básicamente, a la aparición de refilón de la búsqueda del Santo Grial llevada a cabo por Perceval.

Dichas decisiones se antojan determinantes a la hora de valorar los resultados del film. Tras una briosa primera parte que ejemplifica de lo que debería de haber sido la cinta, para una vez hace acto de presencia la relación amorosa de sus dos personajes principales, la narración va perdiendo fuerza de forma progresiva para no recuperarse hasta el último cuarto de hora, en el que la precipitación de los acontecimientos (tanto en la estructura del guión como en la concisión cronológica de los mismos) facilita la restauración del halito épico. Todo ello es puesto en escena por Thorpe bajo su habitual visión romántica del Medievo, si bien haya espacio para la inclusión de otros momentos más oscuros, caso de la densa atmósfera conseguida en el enfrentamiento final entre los ejércitos de Arturo y Mordred.

Pese a ello, y aunque sus resultados se antojen inferiores a los de su predecesora, Los caballeros del rey Arturo puede presumir de ser una agradable cinta con todo el sabor del cine de aventuras a la vieja usanza, algo a lo que no es ajeno ni su buen acabado técnico, en el que destaca una brillante fotografía en Cinemascope –fue la primera película de la Metro Goldwyn Mayer que utilizó este sistema– a cargo de los operadores Stephen Dade y Freddie Young y un majestuoso diseño de producción, ni la magnífica partitura compuesta para la ocasión por el maestro Miklós Rózsa, aspecto este en verdad el más sobresaliente de todo el conjunto.

José Luis Salvador Estébenez

6 comentarios en “Los caballeros del rey Arturo

  1. Esta semana en el dossier que venimos dedicando a Mel Ferrer, es el turno de «Los caballeros del rey Arturo»,clásico menor del cine de aventuras donde Ferrer da vida al mítico monarca inglés.

  2. La madre que te trajo, carajo. ¿No te acuerdas de lo que te hable de «El día después» hace tiempo? Claro que me interesan. Si me pudieras mandar un listado de las que te encargarías para organizarme… 😉

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