«Clasificada S», el cine español vuelve al destape

Goya Toledo, Candela Peña y Mar Flores protagonizan «Los años desnudos», la nueva película de Dunia Ayaso y Félix Sabroso, un retrato de la época en que el cine español se llenó de erotismo y lencería.

Por exigencias del guión -y ésta vez sí que sí- puede que este otoño nuestras pantallas de cine exhiban algún que otro centímetro de carne en lo que promete ser un viaje a nuestro pasado reciente, a los años 70 y 80, y no precisamente los que aparecen en «Cuéntame». Los responsables serán una pareja de directores, Dunia Ayaso y Félix Sabroso, que en su nueva película «Los años desnudos», que lleva por subtítulo «Clasificada S», han elegido el «destape» como escenario. La cinta se estrenará el próximo 24 de octubre. Candela Peña, Goya Toledo y Mar Flores serán Eva, Lina y Sandra, las protagonistas de esta historia, según Sabroso, «la de tres actrices a través de dos décadas, entre principios de los 70 y finales de los 80. Y muestra el auge y declive de sus carreras».

Y aclara: «Es una película bastante amarga. Tiene pinceladas de humor en algunos momentos pero no es comedia en absoluto». Para el director, que habla también por su otra mitad, Dunia Ayaso, «la película pretende hacer un retrato íntimo de las relaciones de los hombres y las mujeres de aquella época, pero no es una cinta histórica. Hablamos de una paradoja: de cómo actrices que se convirtieron en iconos de libertad porque salían desnudas en las pantallas, luego sin embargo estaban rodeadas de una España muy machista y retrógrada».

Para muchas no fue una edad dorada, todo lo contrario. Cuenta Sabroso que, «preparando la película, nos dimos cuenta de que había mucha infelicidad, soledad y frustración en esas mujeres. Ni ellas mismas podían afrontar el hablar de esa realidad y a menudo incluso negaban su relación con el cine del destape. Eso nos llamó la atención y a patir de ahí comenzamos a tirar del hilo para escribir el guión». Hubo casos como el de Nadiuska, cuya caída fue sonada, internada con problemas psiquiátricos y hallada vagando por las calles. Otras se quedaron en el camino, como Sandra Mozarowski, que murió en un lo que la prensa llamó un accidente doméstico (hubo voces que hablaron más tarde de suicidio y adicción a pastillas). Algunas se adaptaron mal que bien a los tiempos, como Bárbara Rey o Marisol. Muchas sencillamente se apagaron al cabo de pocos años.

Un extremo que confirma la mitad del binomio de directores que han firmado antes «Descongélate», «El grito en el cielo» y «Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí», además de trabajos para televisión y teatro: «Dunia y yo pensamos que, de alguna manera, estas mujeres fueron utilizadas en un mundo de hombres, de productores y directores, de un público masculino que era el que llenaba esas películas, y se convirtieron pronto en juguetes rotos. En cuanto aparecieron las salas X, el cine porno y el vídeo se dejó de hacer cine erótico y estas mujeres pasaron a mejor vida porque la mayoría no se reciclaron para ningún otro tipo de cine».

Escenas subidas de tono

Así las cosas, algo de picante habrá en pantalla. Era inevitable. «El elemento erótico forma parte de la historia, hemos utilizado la sexualidad de los personajes para hablar de cómo eran las relaciones íntimas de los hombres y mujeres de este país. Sí que hay algunas escenas subidas de tono», reconoce Sabroso entre risas. ¿Pero… tanto como para que en su día la hubieran puesto la famosa «S» que ahora esgrime con orgullo en su título? Parece que sí, si tenemos en cuenta esta aclaración del cineasta: «La clasificación S llegaron a tenerla películas como La trastienda, simplemente porque aparecía un desnudo integral de María José Cantudo. Y con eso ya la marcaban. A principios de los 80 ya las clasificadas eran más evidentemente eróticas. Pero en las primeras había muchas que sólo tenían un desnudo. Hombre, desde luego ésta no es una película erótica».

Un cine ingenuo

El destape era «absolutamente ingenuo, y además una cosa que nos vino a destiempo. Toda esa eclosión tuvo directamente que ver con la muerte de Franco, y entonces España empezó a abrirse a algo que ya pasaba a principios de los 70 y en Francia y otros países europeos», recuerda el cineasta. «Aquí esas películas eran en su mayoría de muy mala calidad y la única excusa era desnudar a las mujeres, no había nada más. Teníamos algo de país fundamentalista: el tipo de público que iba a verlas y la reacción de los españoles eran tremendos».

Eso sí, de todo naufragio se puede salvar algo. Incluso el destape dejó cintas entrañables que hoy muchos, como Sabroso y Ayaso, miran con cierta nostalgia: «Nosotros somos hijos del pop, nos encanta la serie B. Siempre hemos creído que es un subgénero cuyos autores y directores gozaban de gran libertad. Hay muchos filones, películas que siempre son irregulares, pero en esa irregularidad muchas veces está la genialidad. Te encuentras filmes que tienen defectos en muchos sentidos pero también pinceladas geniales». Por ejemplo, entre sus clásicos, «Ricardo Franco tiene auténticas joyas».

Noticia sacada de: http://www.larazon.es/57539/noticia/Vivir%20el%20d%C3%ADa/%ABClasificada_S%BB_el_cine_espa%F1ol_vuelve_al_destape