Necrológica de Roger Corman

El pasado 9 de mayo fallecía a los 98 años el denominado «rey de la serie B» en su domicilio de Santa Mónica, en California. Esta coletilla de la serie B resulta un tanto reductora e inexacta para referirse a Roger Corman, pues cuando él llegó al cine en la década de los cincuenta, las películas que históricamente se denominaban «serie B» estaban ya en vías de desaparición. Esa categoría, compuesta por cintas de modesto presupuesto producidas por empresas independientes o por departamentos de estudios especializados, ofrecidas como complemento de programación antes de las “grandes películas”, era un sistema que comenzaba a estar en desuso. Los adolescentes se habían convertido en un segmento del público muy a tener en cuenta en los Estados Unidos con la llegada y rápida expansión de los autocines, lugares que sintetizaban el consumo de películas rodadas a toda velocidad, la evasión de la vida familiar y los flirteos constantes en los asientos de los vehículos. Este fue el caldo de cultivo propicio para el nacimiento y el desarrollo de una carrera extraordinaria que sacudiría los márgenes de la industria cinematográfica hollywoodiense y que desglosaremos en los siguientes párrafos. Podemos, por tanto, considerar a Roger Corman como el producto de una época en la que surgió una nueva categoría de espectadores y una nueva forma de ver, producir y distribuir películas.

Nacido en Detroit (Michigan) el 5 de abril de 1926 en el seno de una familia católica, Corman cursa estudios de ingeniería antes de encaminarse hacia el mundo del cine. En 1948 entra en la 20th Century Fox en un puesto como mensajero para ir escalando peldaños progresivamente hasta convertirse en lector de guiones. Tras haber aportado multitud de ideas al script de lo que luego llegaría a ser El pistolero (The Gunfighter, 1950) de Henry King, su decepción es máxima al comprobar que su trabajo ni siquiera es acreditado en la película resultante, y decide abandonar la compañía.

La criatura titular de «The Monster from the Ocean Floor», la primera película producida por Roger Corman

Se suceden varios periplos por Europa en los que sigue formándose antes de regresar a Los Ángeles, donde finalmente consigue colocar un guion, “House in the Sea”, que acabaría originando el film policiaco Highway Dragnet (Nathan Juran, 1950). Con el dinero obtenido lanza su primera película como productor, The Monster from the Ocean Floor (Wyott Ordung, 1954), realizada con un exiguo presupuesto de 12.000 dólares y un rodaje de tan solo seis días. La idea le había llegado tras la lectura de un artículo en Los Angeles Times sobre un submarino monoplaza, y ya para este proyecto comienza a desarrollar las estrategias que le ayudarían a convertirse en uno de los productores más rentables de la historia del cine: en este caso, se le ocurre telefonear directamente al fabricante del submarino y consigue que se lo preste de manera totalmente gratuita garantizándole una importante publicidad una vez se estrene la película.

«Cinco pistolas»

Con el dinero conseguido por las ventas del film pone en pie su siguiente proyecto, The Fast and the Furious, con un presupuesto de 50.000 dólares y de nuevo a partir de una historia original. El film supone un progreso notable y propicia sus primeros proyectos como realizador, Five Guns West [dvd: Cinco pistolas] y Apache Woman, ambas en 1955 para la American International Pictures (AIP). A pesar del éxito de estos dos westerns, los gerifaltes de la compañía, Samuel Z. Arkoff y James H. Nicholson, no se mostraron del todo satisfechos con la operación: sus películas pasaban siempre como segunda parte en los programas dobles, con el film de serie A que se pagaba al porcentaje sobre la taquilla y el de serie B con un monto decidido de antemano. Este mecanismo implicaba unos beneficios muy pobres que, además, se tardaba mucho tiempo en facturar, así que se deciden a elaborar ellos mismos los programas dobles. La fórmula resulta todo un éxito y la producción de Corman se acelera espectacularmente: al año siguiente consigue producir ocho nuevos largometrajes, todos ellos con un presupuesto que oscila entre los 50.000 y los 80.000 dólares y con planes de rodaje que nunca sobrepasaban los diez días. Con esos presupuestos tan ajustados Corman no puede permitirse rodar en estudio, así que todas las películas de este periodo se ruedan en escenarios naturales, con el director sacando el máximo partido de las localizaciones. Otra de las estrategias para abaratar costes era rodar las películas de dos en dos, permitiéndole así ahorrar la mitad de los gastos de transporte del material para los rodajes.

Francis Ford Coppola y Roger Corman

Con la AIP Corman desarrolla un estilo de producción que por vez primera se orienta al público adolescente. Como no se puede permitir la contratación de grandes estrellas, concentra todo el potencial de marketing en encontrar títulos espectaculares y de impacto, que eran siempre el punto de partida de cada proyecto, con los guionistas teniendo que desarrollar la historia a partir de esa idea y con las restricciones presupuestarias siempre en mente. En este periodo se comienza a conformar el “clan Corman”, con una serie de nombres que reaparecen una y otra vez en sus producciones: Luana Anders, Barboura Morris, Dick Miller, Bruno VeSota o Jonathan Haze entre los actores, y Floyd Crosby, Francis Ford Coppola, Daniel Haller o Charles B. Griffith entre los técnicos.

Charles Bronson es «Machine Gun Kelly»

En 1958 Corman acepta la propuesta de un film de gánsteres para AIP, escogiendo el personaje de Machine Gun Kelly, y dando su primer papel protagonista a Charles Bronson. Gracias el éxito cosechado comienza a labrarse una reputación critica en el extranjero, y consigue un presupuesto más consecuente para su siguiente película, I, Mobster, donde recupera el estilo de los films de gánsteres de los años treinta de la Warner. Aunque su carrera como realizador está bien encarrilada, Corman no abandona en absoluto sus labores de producción, y entre 1957 y 1959 se ocupa de la financiación y creación de ocho películas.

«La pequeña tienda de los horrores»

La primera comedia de Roger Corman llega en 1959 con A Bucket of Blood [dvd: Un cubo de sangre], una sátira macabra sobre los beatniks rodada en cinco días y que no tuvo mucho éxito en su momento, pero que hoy se ha revalorizado notablemente. Mucho menos inspirada resulta The Wasp Woman [dvd: La mujer avispa], en la que la falta de presupuesto es patente en los paupérrimos efectos especiales. Corman se desquita con su siguiente film, The Little Shop of Horrors [dvd: La pequeña tienda de los horrores], otra comedia terrorífica hoy convertida en un film de culto y que rueda en un tiempo record de dos días y una noche aprovechando un decorado ya construido en un estudio.

«The Last Woman on Earth»

Para el rodaje de Battle of Blood Island y The Last Woman on Earth tiene que viajar en 1960 a Puerto Rico, pero como el guion de esta última todavía no está terminado, Corman decide llevarse consigo como protagonista de la película ni más ni menos que al guionista, el luego prestigioso Robert Towne, para que entre las pausas vaya terminando el libreto. Obsesionado por sus estrategias de rentabilidad, decide quedarse allí una semana más para rodar una tercera película, en la que llega incluso a interpretar un personaje él mismo y a adjudicar el rol protagonista a un pobre operador de micrófonos que acababa de llegar (pagándose él mismo su billete) para reemplazar al técnico previsto en un inicio. Genio y figura.

«Ski Troop Attack»

Ski Troop Attack (1960) supone un cambio de género para el Corman realizador, que en este caso se aventura en el género bélico con un film rodado en los paisajes nevados de Dakota del Sur y en el que los problemas se acumulan. Cuando uno de los actores se rompe una pierna rodando una de las escenas de esquí, al estar aislados en plena montaña sin capacidad de comunicarse no le queda otro remedio que reemplazarlo él mismo, aunque no sepa ni esquiar ni hablar alemán como su personaje lo requiere. Ese mismo año sufre otro percance considerable durante la pre-producción en Reino Unido de I Flew A Spy Plane Over Russia, un film inspirado en la historia de Gary Powers que se ve obligado a abandonar cuando su guionista Robert Towne se ve incapaz de terminar el copión. Tras constatar el éxito de los péplums, se embarca a Grecia para poner en pie la producción de Atlas, pero una semana antes de comenzar el rodaje su productor griego le anuncia la quiebra de su compañía, por lo que tiene que desembolsar una gran suma de dinero para no tener de nuevo que anular el proyecto y poder llevarlo a buen puerto.

Roger Corman y Vincent Price durante una pausa de rodaje en una de sus celebradas colaboraciones en el denominado ciclo Poe del cineasta

Siempre en 1960, Corman dará el pistoletazo de salida a su serie de adaptaciones de la obra de Edgar Allan Poe, deseoso de acabar para siempre con sus dobles programas en blanco y negro rodados en diez días. Para ello consigue convencer a Arkoff y Nicholson de adaptar La caída de la casa Usher por un presupuesto de 200.000 dólares, un rodaje de quince días y la contratación de Vincent Price como cabeza de cartel. La negociación con los gerifaltes de la AIP se complica cuando estos constatan que en la película no hay monstruos, pero Corman sale victorioso gracias a una pirueta, pues consigue convencerlos demostrándoles que la mansión es el auténtico monstruo de la historia. El éxito en taquilla del film abre la puerta a una maravillosa serie de adaptaciones que establecen su prestigio como realizador y su poder en la industria, aunque su labor no se limita al ciclo Poe, y entre sus films de este periodo debemos resaltar The Intruder (1961), su proyecto más personal que financia de su propio bolsillo sobre una historia en torno al conflicto racial en los Estados Unidos, un tema candente en aquel momento y que se salda con un notable fiasco en taquilla.

Roger Corman y los actores Don Rickles y Diana Van der Vlis ríen durante una pausa de rodaje de «El hombre con rayos X en los ojos»

En 1962 acepta la propuesta de un productor independiente de rodar un remake de La torre de Londres y, consciente de sus limitaciones, acepta el reto enfocándolo como una sátira para no sufrir odiosas comparaciones con el original. Tras el rodaje en Europa de The Young Racers, aborda en 1963 otra de sus películas más recordadas, El hombre con rayos X en los ojos (The Man with X-Rays Eyes, 1963), un film de ciencia ficción con un memorable Ray Milland como protagonista. Seguidamente se encarga de The Secret Invasion [dvd: Invasión secreta] para la United Artists, una película bélica de holgado presupuesto y vistoso reparto que inspiraría a Robert Aldrich para Doce del patíbulo (The Dirty Dozen, 1967),encadenando acto seguido con The Terror [tv/vd/dvd: El terror, 1963] que puede considerarse la apoteosis del método Corman: rodada en dos días para aprovechar el decorado del castillo de The Raven [tv/dvd/bd: El cuervo], sin un guion escrito y filmando escenas esbozadas o directamente improvisadas, con un equipo técnico sin retribución sindical que va desfilando con desgana para crear un auténtico Frankenstein cinematográfico del que es difícil establecer la autoría (el propio protagonista Jack Nicholson se encargó de la escena final).

El cineasta durante el rodaje de «El viaje»

Con The St. Valentine’s Day Massacre [dvd: La matanza del día de San Valentín, 1966] Corman aborda un tema más contemporáneo, las bandas de gánsteres, al igual que en la sucesiva (y más conseguida) Bloody Mama [dvd: Mamá sangrienta, 1969], rodada en Arkansas durante cuatro semanas y capitaneada por una brutal y deslumbrante Shelley Winters. Estamos a mediados de los sesenta y la ola contracultural  comienza a hacer estragos en Norteamérica, algo a lo que un Corman siempre oportunista no iba a quedar indiferente. El resultado es The Wild Angels [tv/dvd: Los ángeles del infierno, 1966], protagonizada por Nancy Sinatra y Peter Fonda y que daría origen al subgénero de películas de moteros, y El viaje (The Trip, 1967), un proyecto originado por Jack Nicholson y para el que un Corman de gran lucidez e inteligencia decide abordar el tema (un viaje en LSD) sin posicionarse a favor o en contra de la droga, simplemente describiendo dicha experiencia. Desgraciadamente, y sin avisar, los gerifaltes de AIP deciden incluir una voz en off con moralina para prevenir del peligro de la droga. Este y otros «detalles» van minando la relación de Corman con la compañía, algo que se agudiza durante el rodaje de El Barón Rojo (Von Richtofen and Brown, 1970), donde, entre otras cosas, le imponen como protagonista a John Philip Law, y con el sabotaje del montaje de Gas-s-s-s! (1970), una estimulante comedia surrealista que sufre un fracaso total de crítica y público dejando a un Corman totalmente frustrado, y propiciando su divorcio definitivo de AIP.

Roger Corman prepara una escena con Peter Fonda y Nancy Sinatra en el rodaje de «Los ángeles del infierno»

Es en ese mismo año cuando se decide a fundar su propia compañía, New World Pictures, desde donde producirá y distribuirá el trabajo de jóvenes artistas como Jonathan Demme, John Sayles, Joe Dante, James Cameron y Martin Scorsese. Su primera película, The Student Nurses (1970), se rodó en tres semanas por 150.000 dólares y recaudó más de un millón de dólares. La NWP produjo, entre otros géneros, películas de terror, blaxploitation y WIP. Los beneficios de estos productos de bajo presupuesto permitieron a Corman posicionarse como distribuidor estadounidense de varias películas extranjeras de prestigio, entre ellas Gritos y susurros (Viskningar och rop, 1972) de Ingmar Bergman, Amarcord (Amarcord, 1973) de Federico Fellini, Diario íntimo de Adèle H. (L’histoire d’Adèle H,.1975) de François Truffaut y El tambor de hojalata (Die Blechtrommel, 1979) de Volker Schlöndorff. Corman vendió New World Pictures en 1983 y fundó Concorde-New Horizons, una empresa dedicada estrictamente a la producción cinematográfica.

John Hurt observa atentamente las instrucciones de Roger Corman en el rodaje de «La resurrección de Frankenstein», película que supuso el punto y final a la carrera como director de nuestro hombre

Volvería a ponerse tras las cámaras en 1990 para la película de terror Frankenstein Unbound [tv/dvd: La resurrección de Frankenstein], aunque el resultado fuese un tanto decepcionante. También trabajó ocasionalmente como actor, a menudo para directores de los que había sido mentor. Así apareció como senador en El padrino II (The Godfather Part II, 1974) de Francis Ford Coppola, y como director del FBI en El silencio de los corderos (The Silence of the Lambs, 1991) de Jonathan Demme. Incluso aceptó un papel autorreferencial en Scream 3 (Scream 3,Wes Craven, 2000) como ejecutivo de estudio para “Stab 3”, una película dentro de la película que claramente hace un guiño a sus legendarios productos mercantilistas.

Un sonriente Roger Corman posa junto a un cómplice Jonathan Demme en la grabación de su cameo en «El silencio de los corderos»

A pesar de su importante posición en la industria, Corman se mostraba modesto acerca de sus logros. “No sé si diría que soy un artista. Diría más bien que soy un artesano. Intento ejercer mi oficio de la mejor manera posible. Si de vez en cuando surge algo interesante, entonces es maravilloso. Aunque no sucede muy a menudo”.

Escribió su autobiografía en 1971, titulada Cómo hice cien películas en Hollywood y nunca perdí un centavo, y en 2009 recibió un Premio de la Academia honorífico por toda su trayectoria. Dos años más tarde fue protagonista del documental Corman’s World: Exploits of a Hollywood Rebel.

Siempre al pie del cañón, Roger Corman da unas observaciones durante el rodaje de «La carrera de la muerte 2050« (2017), una de sus últimas producciones que actualizaba el film de culto que él mismo produjera a Paul Bartel cuatro décadas antes

En una carrera que se extendió desde la década de 1950 hasta la de 2010, Corman produjo o dirigió cientos de películas, generalmente con valores de producción modestos, aunque sus productos siempre resultaban entretenidos y contaban con notables referencias culturales, caracterizándose por un sentido del humor a caballo entre el camp y la autoironía. Su influencia en el cine estadounidense contemporáneo fue enorme, y desde aquí queremos saludar su obra y su particular visión como autor, productor y distribuidor independiente.

Hasta siempre, Roger.

Naldo

Un comentario en “Necrológica de Roger Corman

  1. Además del homenaje implícito que supone en su mismo,la publicación de esta necrológica de Roger Corman nos sirve de adelanto para el dossier sobre la carrera como director del denominado rey de la Serie B que estamos preparando y desarrollaremos en próximas semanas.

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