Estación 3 ultrasecreto

Sinopsis: Un terrible ataque ha tenido lugar en la estación 3 de Estados Unidos, un moderno laboratorio situado en el desierto de California y donde las mentes más brillantes trabajan con diversos virus y bacterias. Lee Barret, un antiguo agente que vaga por la vida tras varios trabajos de seguridad en los que presentó su dimisión o fue despedido, es reclutado por el gobierno para descubrir quienes están tras el ataque que ha dejado varios muertos y los ladrones de dos tipos de virus mortales: el de la botulina, con alta capacidad para matar en poco tiempo pero con rápida oxidación en contacto con el aire, y el virus de Satán, convertido en un autentico dolor de cabeza para el científico que lo ha creado, ya que no solo resiste en todo tipo de ambientes, sino que tiene una gran capacidad de replicarse y no hay cura posible. Es decir, si el virus de Satán es liberado, en cuestión de meses no quedará cualquier tipo de vida sobre la faz de la tierra. Las horas corren implacables mientras Barret debe encontrar al topo dentro del laboratorio que permitió el ataque, al tiempo que también es primordial saber dónde y cuándo se liberarán los virus. El destino de la humanidad se encuentra en el interior de unos frascos de laboratorio.


            

Título original: The Satan Bug

Año: 1965 (Estados Unidos)

Director: John Sturges

Productores: John Sturges

Guionistas: James Clavell, Edward Anhalt, según la novela «The Satan Bug» de Alistair McLean

Música: Jerry Goldsmith

Intérpretes: Georges Mahari (Lee Barrett), Richard Basehart (Dr. Gregor Hoffman), Anne Francis (Ann Williams), Dana Andrews (General Williams), John Larkin (Dr. Leonard Michaelson), Richard Bull (Eric Cavanaugh), Frank Sutton (Donald), Edward Asner (Veretti), Simon Oakland (Tasserly), John Anderson (agente Reagan), Hari Rhodes (teniente Johnson), John Clarke (teniente Raskin), Henry Beckman (doctor Baxter)…


John Sturges fue considerado un artesano durante muchos años, pero con el paso del tiempo y los diversos estudios sobre su obra finalmente ha sido reconocido un autor con sus filias y fobias. En su carrera se pueden encontrar películas repletas de acción entre las que destaca su mayor éxito, Los siete magníficos (The Magnificent Seven, 1960), que aún siendo un wéstern clásico de aventuras, tiene un trasfondo crepuscular y desencantado con ecos que surgen una y otra vez a lo largo de la carrera de su responsable: la lucha del individuo por la libertad, la masa que guarda silencio, las injusticias y, sobre todo, un profundo humanismo, ya que los protagonistas se revuelven una y otra vez contra su destino.

Basada en la novela The Satan Bug de Alistair MacLean –autor de los superventas Los cañones de Navarone y Estación polar Cebra, entre otros–, que publicó en 1962 bajo el pseudónimo Ian Stuart, la historia atrajo la atención de Sturges, quien no solo la dirigió, sino que también la produjo. A cargo del guion encontramos a Edward Anhalt y James Clavell, autor de bestsellers como Shogun que ya había trabajado con Sturges en La gran evasión (The Great Scape, 1963); la pareja de guionistas cambian el escenario de Inglaterra a Estados Unidos, exactamente al desierto de California donde se desarrolla casi toda la trama, como el ataque en el laboratorio y el bioterrorismo. Pero es en el último tercio cuando introducen uno de los mayores cambios con respecto al original al modificar la motivación del antagonista. Así, mientras en la novela todos los ataques tenían como finalidad un robo a gran escala en el centro de Londres, aquí le dan una motivación mucho más potente, con una gran denuncia que en 1963 parecería ciencia ficción pero que en el siglo XXI se ha convertido en algo terriblemente certero. Cabe comentar que Sturges quería mostrar el colapso de Los Ángeles siendo evacuada, con miles de personas de un lado a otro mientras se acerca la hora final, pero el alcalde de la ciudad y las autoridades se negaron, perdiendo con ello la oportunidad de mostrar una gran secuencia de pánico generalizado en la pantalla.

En este único acercamiento de John Sturges a la ciencia ficción, mezclado, eso sí, con el thriller y un cierto tono pulp, su mayor fallo es la falta de entidad de los protagonistas –que están al servicio de la historia excepto el villano– en una trama que arranca con mucha fuerza, pero que pasado el ecuador no es capaz de mantener el mismo nivel de interés, hasta terminar por reducirse a la consecución de brillantes set pieces como la secuencia de la gasolinera o el clímax final en el helicóptero sobre unas autopistas colapsadas por el trafico que huye de Los Ángeles. En el primer tercio, Sturges juega con un tempo medido e intrigante con la llegada al laboratorio, el ataque y la presentación del protagonista; pasado ya el ecuador de la película, cuando la historia ya ha abandonado el laboratorio , hace demostración de su gran manejo del cinemascope y sorprenden los planos de exterior, donde los protagonistas empequeñecen frente a la naturaleza –unos planos que ya hemos visto en sus westerns o en Conspiración de silencio (Bad Day at Black Rock, 1955)–. También hay que destacar en este sentido las imágenes de la ciudad caída en un ataque bioterrorista que se adelanta por casi una década a La amenaza de Andromeda (The Andromeda Strain, Robert Wise, 1971); incluso alguno de estos planos es ejemplar, caso de aquel que muestra un barco de recreo dando vueltas sobre sí mismo en el mar.

Un jovencísimo Jerry Goldsmith pone su música al servicio de Sturges en uno de los primeros trabajos del compositor y el resultado es magnífico, con un tema central nervioso repleto de dinamismo y que antecede al rompedor trabajo que haría para la banda sonora de El planeta de los simios (Planet of the Apes, Franklin J. Schaffner, 1968); a destacar los increíbles títulos de créditos a los que acompaña el tema principal de Goldsmith.

A nivel interpretativo, la película resulta fría e incluso expositiva. Y es que, como se dijo antes, los personajes existen solo por y para la historia. George Maharis encabeza el reparto como el misterioso Lee Barret, un personaje descreído que se mueve entre conspiraciones y agencias gubernamentales; Maharis cumple de sobra mientras se intenta alejar de ese Buz Murdock que le hizo famoso en la serie televisiva Route 66 (1960-1963). Anne Francis (quien se subió al proyecto a pocos días de empezar el rodaje sustituyendo a Joan Hackett debido a que esta sufría “alergia al sol”) es la mayor damnificada, ya que el guion la introduce con fuerza para luego diluir su personaje hasta convertirlo en una sombra que acompaña a Maharis de un lado a otro; una pena que este reecuentro entre Sturges y la actriz tras Conspiración de silencio resulte tan flojo. Dana Andrews funciona como el resolutivo general Williams, aunque apenas sabemos más de su personaje. A nivel anecdótico hay que destacar que Estación 3 ultrasecreto contiene el debut cinematográfico de Edward Asner tras una larga carrera en la televisión. Asner era un monstruo interpretativo y aquí brilla con fuerza y personalidad como Veretti, uno de los bioterroristas, haciendo desaparecer de pantalla a todos los que se encuentran con él, algo de lo que resulta especialmente dañado su colega en el mal Donald, interpretado por Frank Sutton.

Tanto Sturges como el japonés Kinji Fukasaku se vieron envueltos en la Segunda Guerra Mundial, el primero rodando documentales y películas de instrucción para el ejército de Estados Unidos, mientras el segundo sobrevivió en un país hundido por las bombas nucleares. Es curioso que en ambos directores, a la hora de enfocar una historia sobre virus apocalípticos creados en laboratorio, se encuentren elementos comunes, y mientras Fukasaku se abandona al fatalismo en Exterminio (Virus, 1980), en Estación 3 ultrasecreto Sturges cierre también la trama con pesimismo sobre el futuro y como crítica para la humanidad. Y es que la guerra es tan terrible como los virus apocalípticos.

Javier S. Donate

Un comentario en “Estación 3 ultrasecreto

  1. Hola a todo/as,

    Gracias por el aporte del bueno de Javi Doñate, a quien le envío recuerdos. Este año igual nos vemos en el FANCINE de Málaga.
    Por lo demás, y centrándome en esta peli, debo decir que la he visto dos veces en mi vida. La primera de ellas, con mis padres, en un cine de Barakaldo, donde viví desde mi nacimiento hasta los nueve años, por lo que, de esta primera vez sólo recuerdo que el cine estaba lleno hasta la bandera y que era una de esas salas enormes, de las de entonces.
    Vista años después, por la tele, me pareció algo inclasificable en cuanto a género se refiere, no en vano tiene cine como thriller, anticipación o incluso de catástrofes.
    Me pareció bien realizada e interpretada, entre otros por mi admirado Richard Basehart, héroe de niño por su protagonismo en la serie de mi infancia «Viaje al fondo del mar».
    La historia creo que es subyugante e hipótnica y la intriga se mantiene con interés hasta el final.
    En definitiva, para mi gusto es una buena película.

    Iñaki (Films en Caja Tonta)

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