Crimewave (Ola de crímenes, ola de risas)

 

Sinopsis: Dos asesinos a sueldo camuflados como exterminadores de insectos matan al jefe de una compañía de sistemas de alarma. Sin embargo, se las arreglan para culpar al guardia de seguridad de la empresa, a su mujer y a un pobre hombre de pocas luces. A punto de ser ejecutado en la silla eléctrica, este último rememora lo que le ha llevado hasta semejante situación.

 


Título original: Crimewave
Año: 1985 (Estados Unidos)
Director: Sam Raimi
Productores: Rob Tapert, Bruce Campbell
Guionistas: Ethan Coen, Joel Coen, Sam Raimi
Fotografía: Robert Primes
Música: Arlon Ober
Intérpretes: Louise Lasser (Helene Trend), Paul L. Smith (Faron Crush), Brion James (Arthur Coddish), Sheree J. Wilson (Nancy), Edward R. Pressman (Ernest Trend), Bruce Campbell (Renaldo), Reed Birney (Vic Ajax), Richard Bright (oficial Brennan), Antonio Fargas (ciego), Hamid Dana (Donald Odegard), John Hardy (Sr. Yarman), Emil Sitka (coronel Rodgers), Hal Youngblood (Jack Elroy), Sean Farley (Jack Elroy Jr.), Richard DeManincor (oficial Garvey), Wiley Harker (gobernador), Julius Harris (convicto), Ralph Drischell (verdugo), Ted Raimi (camarero)…

Hace ya bastante tiempo que Sam Raimi goza de una posición privilegiada en la industria de Hollywood, su nombre en los créditos es vitoreado por buena parte del público y muchos críticos alaban sus trabajos. Pero desde que se diera a conocer en 1981 con su celebrada opera prima Posesión infernal (Evid Dead)[1] lo tuvo difícil para establecerse en la meca del cine. Su segundo largometraje, Crimewave (Ola de crímenes, ola de risas) (Crimewave, 1985), fue un enorme fracaso de taquilla y de crítica, y le supuso al director unos enormes quebraderos de cabeza, resultando toda una odisea el conseguir sacarlo adelante. Los problemas empezaron incluso antes que arrancara el propio rodaje.

Tras el inesperado éxito de Posesión infernal, Raimi junto al productor y la estrella de dicho film, o lo que es lo mismo, Robert Tapert y Bruce Campbell, vieron que tenían la oportunidad de reunirse con diferentes estudios para presentarles un nuevo proyecto. En esta ocasión pretendían cambiar de tercio y no querían hacer una nueva cinta de terror; se trataba de una alocada comedia a la manera de las viejas screwballs de los años treinta, mezclada con el humor absurdo de los Tres Chiflados y el terror de los ochenta, aderezado todo ello con un estilo visual más propio de los cartoons de la Warner (la angulación, la frenética cámara, el colorido, los gags…). Era la primera vez que trabajaban para unos estudios y ninguno de los tres podía imaginar lo que les aguardaba. Campbell lo describiría años después como uno de los cinco peores rodajes de la historia. Firmaron con Embassy Pictures, propiedad de todo un veterano de la televisión como Norman Lear, la cual les ofrecían un presupuesto de sólo dos millones y medio de dólares, que suponía mucho más dinero de lo que había costado su anterior trabajo, pero que resultaba insuficiente para llevar a imágenes lo escrito en el guion por el propio Raimi junto a los hermanos Joel y Ethan Coen[2], por entonces unos completos desconocidos que a punto estaban de estrenar su aplaudido debut con el neonoir Sangre fácil (Blood Simple, 1984)[3].

El primer encontronazo con la productora se produjo cuando los jóvenes entusiastas propusieron como protagonista a Campbell (quien, como se ha dicho, también ejercía de productor), y un ejecutivo de la Embassy se negó en redondo. El Ash de Posesión infernal se tuvo que conformar con un papel bastante secundario, recayendo el rol principal en el actor teatral Reed Birney. Siguiendo con el reparto, el productor Edward R. Pressman se hizo con uno de los personajes principales, ya que daba el tipo, pero lamentablemente no era actor y se mostraba incapaz de memorizar dos frases seguidas. La conocida humorista Louise Lasser, que encarnaría a la esposa de éste, no se fiaba del equipo de producción y se maquillaba ella misma, lo que le requería tres y hasta cuatro horas. Pero muchas más preocupaciones les ocasionarían los intérpretes encargados de dar vida a la pareja de exterminadores, Paul L. Smith y Brion James. El primero de ellos, recordado por muchos por su participación en Mil gritos tiene la noche (1982) de Juan Piquer Simón, se creyó en todo momento estar por encima de la película y su actuación no gustó lo más mínimo ni al realizador ni a la productora, que terminaron redoblando su voz[4]. No obstante, Brion James resultó ser incluso peor debido, según Campbell y Tapert, a los problemas que tenía con la cocaína[5]. Años después, el intérprete se encontró a los cineastas y les pidió disculpas. A Raimi le había gustado mucho la audición que hizo para el papel. Durante el rodaje, James llegó a decirle al realizador que en sus escenas no le dijera nunca stop, ya que no podría parar. Campbell comentó que a pesar de que estaban a cero grados, se podía ver el sudor por la cara de James. Entre otras anécdotas, el controvertido actor y su novia destrozaron la habitación del hotel donde se alojaban, convencidos que el fantasma de una ex estaba allí. Además, el actor llegó a asegurar que unos camellos habían robado un coche del rodaje, cuando en realidad había sido él quien se lo había dado. Mas no sólo el equipo artístico ocasionó complicaciones. El primer manager de producción que contrataron fue despedido por acosar a las chicas, y el tipo que lo sustituyó fue detenido en un aeropuerto cuando descubrieron que llevaba un arma. Para colmo, un par de especialistas acabaron en el hospital tras una pelea en un club de striptease.

Por si fuera poco, nuestros protagonistas tuvieron que hacer frente a unos aspectos del negocio hasta entonces desconocidos para ellos, como los sindicatos, las dietas, las horas extras, el horario nocturno, etc. Todo ello terminó inflando el presupuesto inicial de dos millones y medio hasta cuatro, pero la cosa no acabaría ahí. Aún quedaban los problemas que supuso rodar en Detroit (el frío fue lo de menos), ya que los residentes no estaban nada contentos con que la película se hiciera allí. Tapert contaría cómo un hombre les lanzó un cheque en blanco gritándoles que cogieran todo su dinero pero que se largaran. Por otra parte, se suponía que el trabajo de la policía sería gratis, cuando finalmente les pasaron una factura de treinta y seis mil dólares. Raimi y los suyos confiaban tener que abonar ellos sólo la mitad, y que la otra parte corriera por cuenta de la Embassy. Sin embargo, los responsables de la compañía se excusaron con el pretexto de que a ellos les habían dicho que no había que pagar a la policía. Aunque el director tenía planeado filmar en dicha ciudad futuros proyectos, caso de Darkman (Darkman, 1990), comprendió que era mejor olvidar la llamada ciudad del motor.

Finalmente, cuando vieron que ya tenían suficiente material para dar por finalizada la cinta se toparon con un nuevo obstáculo. A la compañía no le gustó nada cómo había quedado y tuvieron que volver a la sala de edición, resultando el montaje final una mezcla entre lo que Raimi buscaba y lo que exigía la productora. A esas alturas nadie daba un duro por el film, pero antes de venderlo a la HBO tenían que estrenarla en un par de ciudades como condición. Las elegidas fueron Kansas y Alaska. Para entonces Raimi, Campbell y Tapert ya andaban liados con el que sería su siguiente trabajo, Terroríficamente muertos (Evil Dead II, 1987)[6], y ni siquiera se molestaron en ir a verla. Tras un tibio estreno y su posterior paso por los videoclubs, la película en Estados Unidos quedó relegada al olvido, siendo reivindicada tan sólo por los muy fans y completistas del director nacido en Royal Oak. La Embassy quebraría tiempo después, pasando la película al catálogo de MGM, y nadie se molestó en editarla en DVD en su país de origen, teniendo que recurrir el público usamericano a ediciones piratas y/o extranjeras[7]. Mucho tiempo pasó hasta que por fin apareciera una muy cuidada edición en Blu-ray y DVD a cargo de Shout! Factory con multitud de material extra. Tapert y Campbell aceptaron ofrecer entrevistas para su promoción, y el intérprete incluyó además un audio comentario para despacharse a gusto con todo lo que aconteció durante aquel horrible rodaje. Raimi, por su parte, que llegó a decir cuando le quitaron el montaje que había sido el peor momento de su vida, continúa renegando de la película.

Alfonso & Miguel Romero


[1] Que a día de hoy aún sigue generando beneficios gracias a ediciones y reediciones en los diferentes formatos físicos, pases por televisión, reestrenos, remakes, reboots, series protagonizadas por el personaje de Ash, cómics, merchandising vario, etc.

[2] Los hermanos Coen se dejan ver a modo de cameo interpretando a un par de periodistas en la escena de la comisaría. También aparece brevemente, como por otra parte es habitual en el cine de Sam Raimi, su hermano Ted, en esta ocasión encarnando a un camarero.

[3] En 2009, el cineasta chino Zhang Yimou realizó un remake del primer film dirigido por los Coen con Una mujer, una pistola y una tienda de fideos (San qiang pai an Jing qi).

[4] Brion James comentaría que no entendía por qué lo hicieron, cuando el doblador escogido tenía una voz muy parecida a la de Smith.

[5] El fallecido actor siempre reconoció sus problemas durante muchos años con el alcohol y las drogas. Aunque en este rodaje con Raimi, según decía él mismo, estaba enganchado al speed.

[6] Donde volvieron a convertir a los actores en cartoons humanos, al igual que harían los Coen ese mismo año con los protagonistas de Arizona Baby (Raising Arizona).

[7] En nuestro país sería la Universal quien la lanzara al mercado en este formato.

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