Crónica de la 19 MICE: Cine etnográfico con mirada política

La MICE (Mostra Internacional de Cinema Etnográfico) se encuentra entre los festivales de cine más consolidados del rico panorama gallego. Iniciada su trayectoria en 2006, estamos ante un festival centrado en las posibilidades creativas y reflexivas del cine etnográfico y antropológico, ámbitos de estudio característicos de la entidad que lo organiza: el Museo do Pobo Galego (Santiago de Compostela). Siempre abierto a renovarse, su mayor avance tuvo lugar en la 11ª edición (2016). A partir de entonces, dejaba de ser una muestra cinematográfica para convertirse en un festival competitivo, además de descentralizar su programación más allá del museo.

Un año más, la MICE volvió a enriquecer la programación cultural de la ciudad de los peregrinos con su 19ª edición, celebrada entre el 20 y el 26 de marzo. Como siempre, el cine fue el gran protagonista, pero también el espacio para la reflexión y el compromiso con la diversidad de pueblos y sociedades alrededor del planeta. Pese a que pueda considerarse un evento «de nicho» en términos temáticos, que lo es, resulta completamente necesario en un mundo donde necesitamos ampliar nuestras perspectivas más allá de los modelos globalizadores impuestos. Por ello, la MICE representa conocimiento y descubrimiento, lo que subraya su relevancia en el diverso circuito de festivales cinematográficos.

A las puertas de su vigésimo aniversario, el festival mantiene un nivel de implicación más sólido que nunca. Gran parte de este éxito se debe al respaldo del propio Museo do Pobo Galego, una referencia indiscutible en la red de museos antropológicos de Galicia, y al excelente desempeño de su directora, Ana Estévez. Es a través de esta unión como surge el interés por otras áreas como la música o la fotografía en un festival cuya columna vertebral es el cine, sin olvidar igualmente el respeto por el medio ambiente y la sostenibilidad. Todo esto se conjuga a la perfección en busca de un necesario entendimiento intercultural que se logra a través del diálogo con el cine.

Al igual que en la edición anterior, la sesión inaugural ofreció un espectáculo digno de destacar. En esta ocasión, se rindió un emotivo homenaje a la etnomusicóloga Dorothé Schubarth (1944-2023), una de las principales impulsoras de la publicación del Cancioneiro Popular Galego. Bajo el título «586 cantos», el evento presentó una cautivadora actuación de música tradicional a cargo del cuarteto liderado por el multiinstrumentista Richi Casás ―acompañado por Tania Caamaño en la voz principal, Frank Barcia en el acordeón y Antía Ameixeiras en el violín―. A su vez, los arreglos propuestos por la agrupación se vieron enriquecidos con un montaje audiovisual elaborado por los cineastas Laura Piñeiro y Fran Rodríguez Casal, miembros de la asociación Memoria e Cinema. La respuesta del público que abarrotaba el Teatro Principal fue extraordinaria, creando un ambiente cargado de emotividad que perduró de principio a fin.

Espectáculo audiovisual 586 cantos durante la sesión inaugural de la MICE

En cuanto a la programación, gran parte del atractivo de cualquier festival de cine se concentra en las secciones competitivas, y la MICE no es una excepción. En la presente edición, se programaron un total de nueve películas dentro de la sección Internacional y cuatro dentro de la sección Galicia. A través de esta cuidada selección, se pudo apreciar el enfoque temático propuesto para el festival de este año, destacando una profunda carga política en la mayoría de las películas seleccionadas. Desde el conflicto entre comunidades hasta el activismo urgente la apuesta fue clara, demostrando que es posible fomentar la conciencia social a través del arte y la cultura.

ALGUNAS TENDENCIAS DE LA SECCIÓN INTERNACIONAL

Tras analizar detenidamente la selección, se puede apreciar una crítica al sistema y a los valores estadounidenses en varias de las producciones presentadas. Un ejemplo de esto es Guardians of the Flame (Daniel Wolff, 2022), que aborda la lucha desde dentro del país. Así deben entenderse las acciones sociales y culturales de la familia Harrison, defensores de las tradiciones más amenazadas de Nueva Orleans. Hasta diecisiete años se invirtieron en esta película, iniciada tras la tragedia del Katrina por el cineasta Jonathan Demme. La muerte de este último en 2017 dejó el proyecto en manos de Wolff, quien lo continuó para dar forma a las grabaciones tomadas durante los múltiples viajes realizados junto a esta comunidad. A pesar de las dificultades, el resultado final se podría describir como purificador y esperanzador, dejando claro que un pueblo con raíces sólidas tiene su futuro asegurado siempre y cuando mantenga su orgullo intacto, sin importar cuán difícil sea su lucha y desamparo.

En Sew to Say (Rakel Aguirre, 2023), la crítica al americanismo se relaciona con la necesidad del desarme nuclear tan característica de los primeros años ochenta. Esta motivación impulsó la protesta iniciada en el verano de 1981 en Greenham Common, cerca de Londres. Sin embargo, esa acción pacifista pronto adquirió una fuerte orientación feminista que duró casi dos décadas. Así es como se estructura este relato sobre la valentía sin precedentes de un amplio grupo de mujeres, combinando las declaraciones personales de Thalia Campbell, destacada creadora de las pancartas textiles, con un excelente material de archivo. Por otro lado, El signo vacío (Kathryn Ramey, 2023) pone el foco en el controvertido colonialismo estadounidense tomando como referencia la situación en Puerto Rico. Más arriesgada a nivel formal que las anteriores, la propuesta invita a reflexionar sobre las prácticas neoimperialistas del gigante estadounidense en el país caribeño. Esto confiere a la película un atrevido carácter ensayístico, destacando por el enorme trabajo de edición a partir de más de cien años de historia de metraje encontrado. Este material, unido al trabajo de importantes colaboradores y asesores, desafía el discurso oficial y encuentra su principal razón de ser en conceptos como la identidad y la resistencia.

«El signo vacío» de Kathryn Ramey

La segunda temática más recurrente en la selección nos lleva al mundo del rural. El primer ejemplo de este tipo se encuentra en la película colombiana Riada(2022), dirigida por el documentalista y antropólogo Carlos Tobón. La propuesta se centra en la construcción de la presa de Hidroituango, en el cauce del río Cauca. Esta obra representa un trabajo de investigación que expone las graves consecuencias de prácticas especulativas descontroladas. A través de entrevistas a distintos colectivos perjudicados (buscadores de oro, campesinos, pescadores…), conocemos cómo sus vidas se vieron afectadas a causa de las alteraciones paisajísticas.

El impacto de la economía desenfrenada en el paisaje se convierte también en el eje central de debate en Life and Death in Xikun (Jiandong Huang, 2023). La película nos sumerge en la transición a la modernidad de una pequeña población arraigada en las enseñanzas milenarias de Confucio. La dicotomía entre tradición y progreso se convierte en la incógnita que enfrenta a esta comunidad, obligada a elegir entre mantener la austeridad propia de su estilo de vida o sucumbir al expansionismo económico que amenazaría ese mismo modelo fundamentado en la agricultura. En contraste, Flotacija (Eluned Zoe Aiano & Alesandra Tatić, 2023), la tercera gran apuesta de la selección centrada en una pequeña población, nos transporta a un pueblo serbio para explorar las dinámicas de una familia dividida entre dos estilos de vida antagónicos: uno arraigado en la tradición de la caza de dragones y otro vinculado a la explotación minera. Una vez más, la elección entre mito y explotación define esta producción que, si bien no arriesga en el acercamiento a los personajes, encuentra su principal atractivo en los interesantes comentarios relatados por cada uno de los protagonistas.

«Flotacija» de Eluned Zoe Aiano y Alesandra Tatić

Con un enfoque más íntimo, el festival presentó With Love, Stela (2023), un retrato autobiográfico que narra la transición transgénero de la cineasta Stela Roxana Pascal. La película documenta parte de este proceso como una forma de autoterapia, convirtiéndose en un elemento crucial para superar un trauma acompañado de varios intentos de suicidio. Destaca la idea del cuerpo como una prisión, cuya liberación sólo puede lograrse a través de la asimilación de la feminidad. Por esa razón, no es sorprendente que Stela acapare toda la atención en la producción, reflejando claramente la soledad experimentada durante esta difícil transformación. Así lo evidencia el acto simbólico presentado al final de la película, momento en el que una hipotética Stela del futuro escribe una carta a su «yo presente», dejando en claro el comienzo de una vida llena de esperanza. Este es, sin duda, un gran ejemplo de superación personal que podría servir como inspiración para todos aquellos que se han sentido perdidos alguna vez.

«With Love, Stela» de Stela Roxana Pascal

Una de las agradables sorpresas del festival fue Taxibol (Tommaso Santambrogio, 2023), un mediometraje de 50 minutos que representa una apuesta compleja al condensar dos películas en una. La primera parte es dinámica y se centra en el intenso diálogo entre el reconocido cineasta filipino Lav Díaz y el taxista cubano Gustavo Fleita, quienes debaten sobre política, emigración y cuestiones sociales. La segunda parte es más pausada y se enfoca en la cotidianidad del general Juan Mijares Cruz, objeto de búsqueda por parte de Díaz para darle muerte, reorientando la reflexión hacia el marco de los totalitarismos. La solidez de su contenido encuentra el complemento perfecto en una cuidadosa puesta en escena que confirma el estilo de Santambrogio, tanto por sus juegos metalingüísticos como por la atractiva fotografía en blanco y negro. Supone pues el compromiso del cine como único fin aceptable para la práctica cinematográfica de nuestros tiempos.

«Taxibol» de Tommaso Santambrogio

Los cineastas portugueses João Pedro Rodrigues y João Rui Guerra da Mata presentaron la que probablemente fue la película más atípica del festival desde un punto de vista conceptual. Esta esencia caracteriza Onde fica esta rua? ou Sem antes nem depois (2022), un ejercicio de estilo en el que se revisita una de las obras maestras del Nuevo Cine Portugués: la seminal Os Verdes Anos (1963) de Paulo Rocha. La conexión entre ambas películas es tan fuerte que sugeriría una sesión doble con los dos títulos, algo que no fue posible en la MICE debido a limitaciones de espacio en el programa. Desvinculada de su modelo, la reinterpretación de los Joãos se vuelve enigmática, pero también ofrece un tono elegíaco y contemplativo que busca resignificar los escenarios de la película clásica a través de los procedimientos propios de las «sinfonías urbanas». Este enfoque nos lleva desde una visión de Lisboa bajo la inquietud de la Dictadura de Salazar hasta una lectura actualizada marcada por nuevas incertidumbres sociales, desde la crisis derivada de la pandemia hasta el temor a un futuro carente de oportunidades. Así es como debemos comprender la mirada antropológica de la película, un auténtico experimento metafílmico que profundiza en una ciudad transformada a lo largo del tiempo. Es evidente que estamos hablando del título más atípico en la filmografía de los creadores lusos, cuya trascendencia como documento se incrementará con el paso de las décadas.

LOS MODELOS ETNOGRÁFICOS DE LA SECCIÓN GALICIA

En cuanto a la competición gallega, la memoria histórica de orientación antifascista ha definido las intenciones de dos de las películas seleccionadas. En primer lugar, La revolución (es) probable (María Ruido & Paula Barreiro-López & Lee Douglas, 2022) ofrece una profunda reflexión sobre la revolución portuguesa y su legado en las generaciones presentes. Esta película destaca al poner en primer plano la exploración del auténtico significado de una revolución, otorgando protagonismo a Portugal una vez más. Por otro lado, 12 de maio de 1937 (Mar Caldas, 2023) se sumerge en el trauma familiar de la cineasta al recordar la muerte de su abuelo durante la Guerra Civil española. Supone pues una lectura a la inversa que nos habla sobre la crueldad y la violencia propia de los enemigos de la libertad. En cualquier caso, ambos ejemplos destacan por su necesario didactismo, sobre todo por recordarnos hasta qué punto debemos comprometernos como sociedad.

«12 de maio de 1937 » de Mar Caldas

La perspectiva femenina, ya presente en las propuestas anteriores, es fundamental en Lavadoiro(Ana Amado & Lois Patiño, 2023). Este proyecto de naturaleza eminentemente interdisciplinar surge a partir de una exposición fotográfica previa de Ana Amado, quien encuentra un valioso respaldo visual en la cámara de Lois Patiño. Difícilmente se podría encontrar una mejor colaboración para reivindicar el interés histórico de los lavaderos, auténticos espacios de comunión para las mujeres en el desarrollo de sus quehaceres domésticos. Aunque el estilo de Patiño es evidente, especialmente en aquellas partes más performativas, la sensibilidad de Amado se vuelve decisiva al hacer visible lo invisible y al ensalzar a todas las mujeres anónimas que fueron las auténticas protagonistas de estos singulares lugares de la cultura popular.

La sección gallega se completó con Habitar (2023), el último cortometraje firmado por Anxos Fazáns. Aunque más familiarizada con la ficción, la cineasta se adentra en los rigores del documental para abordar la construcción de identidades, basando su discurso en las complejas experiencias de cuatro personas transgénero. Este nuevo formato le brinda herramientas significativas para darle una nueva dimensión al cuerpo, asociándolo con la idea de hogar. De esta manera, la directora pontevedresa se aleja de su característica concepción erotizada del cuerpo, manteniendo la intimidad y emotividad que la caracterizan. Incluso podríamos hablar de un enfoque estilístico cercano a lo poético, dada la sensación transmitida por los primeros planos que mantienen a los protagonistas en el anonimato hasta prácticamente la secuencia final. La película presenta un fuerte componente político y ofrece un necesario optimismo sobre un tema en el que todavía existen importantes barreras.

“Habitar” de Anxos Fazáns

COMPLETANDO EL PROGRAMA: SECCIONES PARALELAS Y ENTREGA DE PREMIOS

Al configurar el resto del programa del festival, las secciones paralelas tradicionales terminaron de definir las intenciones de esta edición. En este sentido, la sección “Trazas”adquirió una relevancia especial al convertirse en el eje que reafirmaba el enfoque político elegido para este año. Además de la colaboración habitual con el Cineclube de Compostela, se sumó el apoyo del Consello da Cultura Galega para la jornada «Cine gallego y transición». De esta manera, el festival ofreció un espacio privilegiado para el debate y la discusión sobre las implicaciones políticas presentes en la formación del cine gallego.

Foto de familia con los participantes en la jornada de debate “Cine gallego y transición”

La sección “Impropias”resultó igualmente representativa, diseñada como la respuesta femenina al predominante cine androcéntrico ―recordemos el papel de la mujer como una de las principales constantes del festival, reflejada a la perfección en la paridad lograda en la competición―. En este caso, tuvimos la oportunidad de conocer la obra de la documentalista italiana Cecilia Mangini, a quien se le dedicó un foco comisariado por Carolina Astudillo. El diálogo entre ambas creadoras permitió profundizar en la figura de Mangini, quien siempre estuvo comprometida con la denuncia social y el interés por las clases más desfavorecidas.

Casi en paralelo, el enfoque transfronterizo encontró su espacio en la sección “Lindes”, protagonizada este año por dos figuras muy familiarizadas con el concepto de «raia» (frontera) entre Galicia y Portugal. Durante la sesión del sábado por la tarde, Diana Gonçalves presentó su trabajo y ofreció un adelanto de su nuevo proyecto Transfronteiriza. Luego, en la mañana del domingo, fue el turno de Iván Castiñeiras para compartir sus procesos artísticos, incluyendo su creación en fase de posproducción Deuses de pedra, un proyecto que inició hace más de diez años.

Esa misma mañana dominical culminó con la entrega de premios, uno de los momentos más esperados del festival. La actriz y creadora Carlota Mosquera condujo el evento, cautivando a todos con sus palabras serenas y elocuentes. Fue el preámbulo a la lectura de un palmarés muy repartido. En el ámbito internacional, Taxibol de Tommaso Santambrogio se llevó el Premio MICE a la Mejor Película, junto con una Mención Especial para Flotacija de Eluned Zoe Aiano y Alesandra Tatić, así como el Premio AGANTRO a la Excelencia Antropológica para El signo vacío de Kathryn Ramey, otorgado por un jurado específico en representación de la Asociación Gallega de Antropología. En el ámbito gallego, Habitar de Anxos Fazáns se hizo con el Premio MICE a la Mejor Película Gallega, mientras que La revolución (es) probable, dirigida por María Ruido, Paula Barreiro-López y Lee Douglas, obtuvo el Premio CREA. Finalmente, el codiciado Premio del Público fue para 12 de maio de 1937 de Mar Caldas, una historia con elementos autobiográficos que cautivó a la audiencia del festival.

Autoridades, jurado y premiados en la entrega de premios de la 19 MICE

Estos fueron los momentos más representativos de la última MICE, pero no los únicos. Además de las proyecciones, el festival ofreció talleres de formación, programas familiares, sesiones en línea y una exposición, completando así su atractivo programa. Cabe destacar también la proyección especial del film Os espazos en branco (2023) de Bruno Arias, quien esa misma semana ganó el premio Mestre Mateo al mejor documental con su relato íntimo sobre su tía Xela Arias. Así pues, poco más se puede añadir sobre el festival, tan completo como equilibrado en cada una de las propuestas que plantea dentro del ámbito del cine etnográfico. Todo esto lo convierte en uno de los acontecimientos más sólidos en su campo, tanto en España como incluso en Europa. Sin duda, la vigésima edición traerá consigo muchas sorpresas que elevarán aún más su ya destacada trayectoria.

Severiano Casalderrey

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